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viernes, marzo 29, 2024
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El que ama, no olvida

La dictadura militar ha sido siempre un regadero de grandes libros. Un tópico altamente explorado que dio, da y seguirá dando –seguramente- lo mejor en términos de literatura argentina; en principio porque abarcan un época difícil y dolorosa que implica un trabajo arriesgado y cuidadoso por parte del autor.

Hay dos libros que podemos encontrar fácilmente en las librerías, uno porque es novedad, el otro porque tiene edición de 25 aniversarios y los dos tienen una cosa en común: los personajes hasta el final de sus vidas, ignoran o elijen ignorar según sea el caso, lo terrible de su destino.

El primero es “Confesión” de Martín Kohan. En este libro se entrelazan tres partes de una misma historia, la de la protagonista: su infancia, enamorada de un joven Videla al que ve pasar a través de la ventana de su casa; el relato – casi periodístico- de Operación Gaviota, en manos del ERP contra un avión en el que viajaba Videla en 1977.Y, finalmente, el relato presente, en una partida de truco que deriva en una confesión implícita por parte de esta abuela a su nieto.

Lo que aparentan ser tres partes distintas incluso, no de la misma historia, se hilan con maestría hacia el final, donde con sutileza y encanto, el autor nos desliza el final de esta historia aún, sin haber llegado al final del libro.

Este libro está atravesado por una época y por determinados acontecimientos y aun así, en la lectura uno siente estar rozando, mirando desde afuera, un pequeño gran panorama que nos explica con muchos matices hechos históricos. Es sobre todo, un libro escrito con maestría literaria.

El segundo libro que traemos hoy es “Villa” de Luis Gusman. “Villa” es tal vez, de los libros más icónicos para hablar sobre esta época y cumple por estos días, sus primeros 25 años. No, no es una novedad, pero hay edición aniversario. En este libro el autor pone en debate a través de su protagonista, el colaboracionismo en relación a lo que sucedía.

Es así como su protagonista – Villa, de apellido- dícese ser capaz de quedarse a dónde le dieran un lugar. Y es así como, luego de recibirse como médico, se encuentra trabajando para el estado. A pesar de creerse o de sentirse al margen de lo que ocurre, como médico se ve cumpliendo funciones que ni él creería capaz, como asistir a sesiones de tortura. Así, se muestra como una persona amoral, que se siente fuera de culpa y cargo y que, sin embargo, estaba de manera indirecta colaborando con todo su contexto. El libro explora toda la lógica que puede tener la crueldad, bajo la idea de “yo no lo estaba haciendo, cumplía una orden”.

Sin duda, un libro de necesaria lectura, para entender, reflexionar y poder dar una mirada distinta desde la literatura.

Otros títulos para el camino

Grandes novelas se erigen sobre esta temática, empezando por “El beso de la mujer araña” de Puig, basada en una parte de la vida de Luis González de Alba; es menester nombrar la trilogía de Laura Alcoba, “La casa de los conejos” “El azul de las abejas” y “La danza de la araña” una historia autobiográfica en donde ella como hija de una militante en la guerrilla montonera, pasa a la clandestinidad junto con su madre. Martín Kohan también publicó “Dos veces junio”, en donde se entrecruza también, el fútbol y su lugar en esta historia.

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