“Mi mayor preocupación sigue siendo la salud, salvar vidas y cuidar la recuperación económica”, afirmó el presidente Alberto Fernández en cadena nacional el jueves a la noche luego de haber estado por la mañana con los gobernadores que le habían dado un exhaustivo informe de cómo va la pandemia en cada parcela del territorio nacional. Los jefes provinciales no quieren tener que cerrar la economía este 2021 como si debieron hacerlo el año pasado cuando la economía nacional se desplomó en torno a un 10%, la peor caída en 28 años. Por ahora, esa decisión fue acompañada por el Presidente pero, con todo, advirtió: “La pandemia no terminó. Debemos extremar los recaudos para que el Covid-19 no nos vuelva a aislar”.
La campaña de vacunación continúa pero el Gobierno sabe que corre atrás de otros países que lograron inmunizar más rápidamente a sus poblaciones y eso, como factor económico les garantizaría poner a nadar con más velocidad la rueda de sus economías. Con todo, con el Covid nadie parece tener nada garantizado porque hasta Chile que terminará de vacunar a todos sus habitantes en dos meses cerrará 24 comunas por el aumento de contagios. El coronavirus es una pandemia que, a un año de instalada, agota a todos con las incertidumbres que sigue generando.
En este contexto particular, el ministro de Economía, Martín Guzmán, armó la valida y se fue a los Estados Unidos para tratar de seducir inversores extranjeros y reunirse con el board del FMI. Su plato fuerte será una entrevista a solas con la timonel de ese organismo internacional de crédito, Kristalina Georgieva. La tiene difícil porque este año la Argentina enfrentará vencimientos por unos 7.000 millones de dólares entre lo que se le debe al Fondo y al Club de París. También deberá explicar el plan de vacunación en tanto si el objetivo del país es pedir clemencia para ir pagando a medida que su economía s vaya recuperando, tener vacunas para salir a la cancha es una factor clave ara ese objetivo económico. Además, los cambios en el Ministerio de Justicia generaron ruidos internos y las turbulencias de ese viaje ya aterrizaron en Washington DC. Hay una parte del sector privado que cree que esos cambios también responden a posibles modificaciones en las reglas de juego de la economía. Todo eso sin mencionar, el dolor de cabeza nacional: la inflación de dos dígitos anual que no cede. Guzmán confía en la pauta que él mismo redactó para el 2021 en el Presupuesto: 29%. Sin embargo, eso implicaría una suba mensual de menos del 2% de acá a fin de año en un país que ya viene de varios años de dos dígitos de inflación y supera nueve veces la media de ese indicador para el resto de América Latina (a excepción de Venezuela), en torno al 3,7% anual. Pero el ministro dice que tiene un haz en la manga. La recaudación está creciendo 10 puntos por encima de lo proyectado en el Presupuesto y enciende esperanza de Balcarce 50 y en el equipo económico y que encuentra ahí la posibilidad de tener espalda fiscal para contener la suba en las tarifas, algo inexorable para sentarse a negociar un acuerdo con el FMI pero que un sector de la coalición de Gobierno rechaza y le reclama al ministro que demore.
En fin, cuando Guzmán esté cara a cara a solas con Georgieva buscaría que el FMI le garantice al menos 3.500 millones de dólares para afrontar los 2.500 millones de dólares que la Argentina tiene que pagarle en mayo al Club de París. Lo que, en el fondo, el equipo económico busca es clemencia del G7 (los países más industrializados del mundo) para que aprueben un aumento en los fondos debido al impacto económico de la pandemia en los países menos industrializados a través de los giros del FMI. Si esto pasara, entre abril y mayo, la Argentina podría recibir entre 3.500 millones de dólares y hasta 5.000 millones de dólares. Con esos recursos Guzmán tendría barbijos de sobra para afrontar el Covid, los vencimientos externos pero, especialmente, para “contener” las embestidas en el propio Gobierno.