Viajó a sus 18 años como voluntaria a África con la idea de quedarse un mes y ayudar en un orfanato. Siete años más tarde, pasa tres meses al año en el Reino Unido y vive los restantes nueve meses en Tanzania, donde adoptó a un 14 chicos huérfanos.
Es la historia de Letty McMaster, quien decidió quedarse en Tanzania sin volver a su hogar tres años enteros para ayudar a los más necesitados, sobre todo luego de que cerrara en 2016 el orfanato en el que ayudaba.
En ese momento había nueve chicos en el establecimiento y la joven se propuso no dejarlos solos. Primero luchó para tener su propia casa en Iringa. Y para ello, con la idea de juntar fondos, fundó una organización benéfica en el Reino Unido.
De esa manera pudo ayudar y alojar en el refugio a otros cinco niños que conoció en la calle. Con el tiempo se convirtió en su tutora legal.
Según contó McMaster, ninguno de los niños asistía a la escuela. Y se refirió al caso de uno de ellos, Eliah, quien fue encontrado en las calles en medio del invierno después de que su madre falleciera, y ahora está entre los 20 mejores alumnos de su año en su escuela.
A siete años del viaje que le cambió la vida, la joven británica vive nueve meses del año en Tanzania y tres en el Reino Unido. Su organización en Irina abre tres días por semana, brindando techo y alimento a los chicos de la calle.
“Estos niños son toda mi vida, los crío a todos por mi cuenta y me mantienen en las largas horas de hacer malabares con todo. Siempre había tenido en mente que quería ayudar a los niños de la calle para que mi familia y amigos no se sorprendieran, pero nunca esperé terminar haciendo todo esto”, dijo Letty en declaraciones a LADBible.
Y añadió: “Soy la figura materna en la casa; algunos de los niños pequeños que nunca tuvieron un padre me ven como su madre, pero la mayoría me ve más como una hermana mayor, ya que no soy mucho mayor que algunos de ellos. Soy como cualquier madre que cría adolescentes: me comprometí con ellos y me siento tan bendecida de tener dos familias”.
En su primer viaje en 2013 McMaster descubrió que los niños del orfanato sufrían abusos físicos y psicológicos de parte del personal.
Y ya entonces la mujer denunció el mal uso del dinero que los turistas donaban a la institución ya que los niños solo comían una vez al día.