En el plano de las ideas atrás quedó el modelo médico sobre la discapacidad, que consideraba que la discapacidad surgía de la persona, la cual era considerada enferma, deficiente, incapaz.
El modelo social de discapacidad nos enseña que la discapacidad no surge de la persona, sino de las barreras que pone el entorno para que ésta pueda desenvolverse plenamente.
Por ejemplo, una persona que se traslada en una silla de ruedas no tiene discapacidad por no poder usar sus piernas, sino que su discapacidad surge ante una ciudad que no está adaptada para que pueda circular: ausencia de rampas en transportes, edificios, bloqueo de rampas en las veredas, etc.
O, una persona con condición de espectro autista no tiene discapacidad por su condición, sino que ésta aparece cuando no es aceptada en una escuela común, o le exigen un acompañante terapéutico sin siquiera conocerla.
Es decir que la discapacidad no es propia de la persona, sino que surge en su interacción con el entorno.
Si queremos crear un espacio donde todas las personas puedan ser plenamente, es necesario que estas barreras se vayan visibilizando para ir desapareciendo.
Y esto requiere el compromiso de toda la sociedad. Es necesario ponerse en el lugar del otro/a y hacer nuestra parte: informarnos, tomar conciencia y respetar.
Porque si las barreras desaparecen, también desaparece la discapacidad quedando solo la diversidad que hay en todas las personas.
Y vos, ¿te pusiste a pensar que difícil sería tu vida si tuvieras que sortear tantas barreras?