Un transfemicidio que podría haberse evitado. Un violento que había sido denunciado varias veces por su víctima. La policía y la justicia tucumana no la defendieron y terminó muerta.
El asesino se dedicaba a rapear e improvisar al estilo del “free style”. Quien sería su víctima lo ayudaba filmándolo y apoyándolo detrás de cámara. Tiene un canal de YouTube, donde compartía videos haciendo música y, en uno de esos videos, sobre el final, se la escucha de fondo a quien sería su víctima.
Se trataba de Vicky Nieva (36), sobre la cual, cuando se apagaban las cámaras, el artista ejercía violencia de género de forma reiterada. Agresiones físicas y psicológicas que se iban tornando cada día más iracundas y preocupantes.
El triste final de Vicky fue más que anunciado. Según contó su hermana, la joven sabía que su pareja la iba a terminar asesinando y por eso se había presentado en múltiples ocasiones en la comisaría pidiendo ayuda, pero allí nadie le tomaba las denuncias.
“Siempre pasaba lo mismo. Ella se presentaba en la comisaría a denunciarlo y los policías la miraban de pies a cabeza y le decían que no estaba el jefe o el oficial, que no había papeles o que no tenían lapiceras”, lamentó indignada su hermana, Carolina.
“Cualquier excusa era buena para no ayudarla con su condición”, aseguró, haciendo referencia a que la víctima era una chica trans y por eso la discriminaban a la hora de tomarle la denuncia.
Y el femicidio llegó. La violencia siguió incrementando hasta que en el mediodía del 18 de abril, vecinos escucharon gritos y golpes, tras lo cual vieron al joven Claudio “Rubio” Gutiérrez (24) huyendo del lugar cubierto de sangre.
Dieron aviso al 911. Cuando la policía ingresó a la vivienda del barrio Tagusa Norte, en Aguilares, encontró a Vicky tirada en el suelo. Había sido asesinada de varias puñaladas. Ahora, ya era tarde para tomarle la denuncia.