El proyecto del Kirchnerismo, que pretende pagar la deuda del FMI con plata negra de los paraísos fiscales obtuvo media sanción en el Senado, la votación fue 37 a favor 31 en contra. La ley permitiría vulnerar el secreto bancario para saber quiénes y cuánto tienen afuera del país sin declarar.
Se pretende poder hacer frente a un porcentaje considerable de la deuda externa. Se estima poder recaudar alrededor de 20 mil millones de dólares, lo que representa el 20% de la deuda contraída en los años macristas.
Dado que es vital resolver la deuda con el FMI, la realización de esta ley representa un alivio fiscal y productivo, el cual necesitamos con la mayor de las urgencias. El acuerdo que tenemos con el FMI es inflacionario, porque por un lado el achique del déficit fiscal, por ejemplo en términos energéticos al quitar subsidios presupone un aumento de los precios, y por otro lado la utilización de las reservas nacionales de dólares para pagar deuda reduce el valor del peso.
Difícilmente alguien pueda encontrar una política más útil o un argumento para oponerse a este proyecto. Sin embargo la votación tuvo un 40% de votos en contra. Estamos hablando de solventar macroeconómicamente el país a costa de recaudar fondos que no atentan ni contra la propiedad privada, ni nuevos impuestos, etc. Son fondos que se encuentran en los lugares más podridos del sistema financiero, que están mal vistos legal e incluso moralmente a escala global. La pregunta que debemos hacernos es : ¿Cómo los paraísos fiscales pueden conseguir tantos votos a favor?
Complejizando una sencilla respuesta como “porque afectará al bolsillo de los más ricos de la argentina, los cuales tienen representación parlamentaria”. La realidad es que, desde la desregulación de capitales en 1973, el sistema financiero se volvió el más importante de la economía mundial, de ahí la proliferación de los paraísos fiscales. Son elementos centrales en la globalización los últimos 50 años y que recién en la crisis del 2008 se los culparon de ser elemento nocivo.
Si nos fijamos a nivel mundial hay muy poca legislación sobre los paraísos fiscales, los cuales son una de las partes más usureras y oscuras del sistema financiero. Incluso luego del 2008 los gobiernos más poderosos solo dirigieron sus discursos hacia este sector, pero no hubo ninguna legislación o acción concreta contra los mismos.
El peso que tiene el sistema financiero en las democracias es estructural de esta época, muy raramente encontraremos ejemplos en el mundo que intenten oponerse a estos. La política nacional es, entre difícil e imposible, que tome un sentido contrario a la economía global; con lo cual a pesar de que este proyecto solamente traiga beneficios a corto, medio y largo plazo, encontraremos una férrea oposición.
No es Cambiemos el que vota en contra, Cambiemos es un personaje circunstancial de tiempo y lugar. En todas las democracias del mundo encontraremos votos en contra a un proyecto como este, porque la Democracia ha sido prostituida por el sistema económico. Me refiero, por ejemplo a que existen bancas parlamentarias que siempre estarán a favor de los paraísos fiscales, son representantes políticos de un país sin que nadie los elija. Cuando existen parlamentarios sin ser electos se vuelve la máxima expresión de la decadencia de los sistemas democráticos.