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jueves, marzo 28, 2024
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“Alias Pirincho”, la nueva estrella del espionaje que tocaba timbre para espiar

La causa de Villena amenaza con con ser la más escandalosa de todas, puesto que se inició con la confesión de un narcotraficante

Cuando el penalista Carlos Beraldi, al hablar sobre la evidencia que ha reunido hasta el momento el juez federal Federico Villena en la causa por el espionaje a políticos, periodistas, dirigentes sociales y hasta futbolistas y que tiene a su clienta Cristina Kirchner entre las personas ilegalmente seguidas, dijo que un tal “Pirincho” era el nexo entre los comunicadores y abogados que difundían esas escuchas ilegales y la AFI del gobierno de Mauricio Macri, era cuestión de minutos que estallaran las menciones en las redes sociales y convirtieran a ese personaje en una de las figuras del día.

Si bien son varias causas las que investigan el espionaje del macrismo, que aparentemente seguía de la misma manera a propios y extraños, la causa de Villena amenaza con con ser la más escandalosa de todas, puesto que se inició con la confesión de un narcotraficante que, al ser detenido, contó que había sido “contactado” por un abogado-espía que le ofreció impunidad a cambio de poner una bomba de trotyl en avenida Callao, en Recoleta, y hacer algunas tareas extras.

“Alias Pirincho” sería alguien pago por la Agencia Federal de Inteligencia para acercar material al canal América, desde donde se presentaban escuchas e informes de intervenciones ilegales con el único fin de lograr algún rédito político o bien agregar una presunta prueba en alguna causa por corrupción. Y “Pirincho” parece que cumplía.

Este extraño agente, con un particular apodo, si bien no está identificado aún, figuraría en los teléfonos de un agente de policía que había sido contratado para tal fin, y quien por alguna razón nunca borró los mensajes y las fotos de seguimientos ilegales, entre ellos a Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, entre los propios, y a casi todos los opositores de entonces. Solo es cuestión de tiempo que se hagan los cruces telefónicos y “Pirincho” deje de ser sólo un sobrenombre.

La utilización de policías, en su mayoría sin preparación para tareas de inteligencia, sorprendió a especialistas en el tema, puesto que muchos de ellos tienden a cometer graves errores, por falta de preparación: desde guardar la documentación ilegal -como lo que encontró Villena en allanamientos hechos por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)-, hasta la falta de fuentes para hacer el “trabajo sucio”.

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Un claro ejemplo son las fichas de periodistas que se acreditaron para cubrir el G20. A unos 500, entre cronistas, camarógrafos, productores y conductores famosos, les hicieron un seguimiento y los calificaron en tres categorías: roja, amarilla y verde. En la primera están los malos para el gobierno de entonces, en amarillo los críticos y, en verde, los amigos de Mauricio. Y más allá de que se trata de una maniobra ilegal en nuestro país (pese a que funcionarios de entonces dijeron que cumplían protocolos internacionales), por un lado dejaron expuestos a los “verdes”, como pseudos-militantes del macrismo -sólo faltó que pusieran la pauta que le daban a cada uno-, además de quedar en claro que los policías a cargo de las mencionadas fichas “estafaron” a sus jefes buscando información de Facebook de los espiados. Sí, leyó bien, nuestros agentes pagos de la inteligencia nacional sólo buscaron información pública de una red social. Ni Maxwell Smart, el Súper Agente 86, lo hubiese hecho peor.

Además de los gravísimos delitos denunciados por estas horas, la AFI gastó una fortuna del Estado para estas operaciones. Más de 1.100 millones de pesos en 2019, según se informó. En los próximos días, cuenta un vocero que conoce de estas maniobras, saldrían listados de muchos beneficiarios de estos planes de ayuda a periodistas y abogados amigos del poder. Habrá que esperar y comprar pochoclos.

El denominado “Espionaje M“, además de cometer gravísimos delitos, dejó todas las pruebas a la vista. Según dijo un especialista, los mandaban a espiar y tocaban timbre.

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