Un joven de 16 años fue atacado por un pitbull cuando se dirigía por calle 98 casi 119 de la capital misionera de Posadas. Según lo declarado por el padre del adolescente, el animal se encontraba en la vía pública sin correa y bozal.
El hombre de 62 años, identificado como Anibal R., denunció que, en la noche de este viernes, siendo aproximadamente las 22:00 horas, un perro de raza pitbull, perteneciente a una vecina, atacó a su hijo, produciéndole importantes mordeduras en pectoral izquierdo, antebrazo y muslo izquierdo.
El médico policial constató «heridas en antebrazo izquierdo, muslo izquierdo, todas compatibles con mordedura de can».
De todas formas, las heridas no pusieron en riesgo la vida del joven, que fue llevado al hospital más cercano donde sus lesiones fueron suturadas y curadas por los profesionales.
Por el momento, la Justicia no tomó ningún tipo de temperamento sobre la mascota y su dueña.
Por qué atacan los Pitbull
Alejandra Ramírez, etóloga clínica experta en el comportamiento de perros y gatos y directora del centro de entrenamiento canino Perronalidad, explica que la agresividad de estas razas depende 50 por ciento de la genética y 50 por ciento del ambiente, es decir, del entorno en el que crece y la crianza que recibe, indicó el diario Vanguardia de Colombia tras la muerte de un niño por el ataque de un can.
En cuanto a la genética, el pitbull fue creado en Estados Unidos a principios del siglo XX del cruce entre bulldogs y terriers. El objetivo era crear una raza que combinara la bravura de los terriers con el atletismo de los bulldogs para ponerla a competir en el “bull-baiting”, un “deporte” que consistía en encerrar en un pozo a un perro y a un toro para que pelearan hasta la muerte.
De ahí viene su nombre: pitbull significa, literalmente, “pozo del toro”. Y según Ramírez, un perro de esta raza es capaz hasta de tumbar una vaca.
El otro 50 por ciento, el ambiente, tiene que ver con la crianza y los cuidados de los amos. La etóloga explica que un perro de raza potencialmente peligrosa debe permanecer hasta los tres o cuatro meses de vida con su madre y sus hermanos, porque cuando es sacado antes de tiempo empiezan los problemas.
“La mamá le enseña al cachorro cómo debe comportarse, le muestra que no debe morder duro, le enseña a comer y a hacer sus necesidades”, dice Ramírez.