Hace menos de dos años, China logró un gran avance en su objetivo de convertirse en una potencia espacial al enviar con éxito una nave robótica a una enorme mancha oscura en la Luna conocida como el Oceanus Procellarum. La sonda Chang’e 5 aterrizó cerca del monte Rümker, tomó muestras con un brazo robótico y las envió al módulo orbital que sobrevolaba la Luna para su posterior análisis en la Tierra. Este análisis reveló una sorpresa, ya que China cree haber resuelto uno de los mayores misterios sobre la Luna: el origen del agua que contiene.
Anteriormente se pensaba que la Luna no contenía agua debido a las altas temperaturas generadas por la formación del satélite hace más de 4000 millones de años, sin embargo, misiones robóticas y telescopios terrestres han confirmado la existencia de agua en la Luna. Estas reservas de agua podrían ser importantes para futuras misiones tripuladas al satélite, ya que podrían servir como sustento para colonos y materia prima para combustible de cohetes.
En un estudio publicado recientemente, científicos de la Academia Nacional de Ciencias China (CAS) en colaboración con investigadores europeos, aseguran que la clave del origen del agua en la Luna se encuentra en las muestras enviadas por la sonda Chang’e 5 desde el noroeste del satélite. Estas muestras contienen vidrios de impacto que contienen pequeñas cantidades de agua, lo que sugiere que el agua de la Luna podría haber llegado a través del choque de meteoritos.
Bombardeo de meteoritos
Según investigadores, la cantidad total de agua en la Luna es de alrededor de 270.000 millones de toneladas, una cantidad mucho mayor que las estimaciones previas. En comparación, en 2010, la NASA estimó que había alrededor de 600 millones de toneladas de agua en el Polo Norte de la Luna.
Los cristales lunares recolectados por los investigadores chinos son más jóvenes que los recolectados por los astronautas del programa Apolo de Estados Unidos y las misiones robóticas de la Unión Soviética. Estos cristales se han estado formando durante los últimos 2000 millones de años, y los picos de producción coinciden con periodos de intenso bombardeo de meteoritos, incluido hace 68 millones de años, cuando otro gran meteorito impactó en la Tierra y aniquiló a los dinosaurios.
Lo más interesante es que el agua encerrada en los cristales lunares ha sido generada por el Sol. El bombardeo de partículas cargadas del viento solar que llega desde el Sol contiene átomos de hidrógeno con carga positiva que penetran en los vidrios y se combinan con el oxígeno presente. Cuando la temperatura es lo suficientemente alta debido a la radiación solar, estos cristales también pueden liberar parte de su carga de H₂O. Los cristales lunares son responsables del ciclo del agua en la Luna.
Para futuras misiones tripuladas, el investigador reconoce que estos cristales pueden ser una fuente alternativa de agua. La forma de extraerla sería recolectar suelo lunar, calentarlo en un horno a 100 grados y capturar el vapor resultante.
Europa enviará una misión robótica a la Luna llamada Prospect para estudiar los compuestos volátiles presentes en el suelo lunar, incluyendo el vapor de agua. Aunque el nuevo estudio liderado por China demuestra que hay agua atrapada en los cristales lunares repartidos por toda la superficie, la cantidad de este material es muy pequeña. Por lo tanto, para conseguir cantidades interesantes en misiones tripuladas, se tendría que procesar muchísimo suelo lunar.
Lo que sí aporta este trabajo es una prueba clara del ciclo del agua en el satélite, incluido el posible origen de las reservas heladas que hay en los polos. Cuando el sol impacta en los granos de vidrio, libera vapor de agua y este sale despedido en una trayectoria balística, y el agua tiende a permanecer más tiempo en los lugares más fríos y oscuros, lo que explicaría por qué se ha acumulado en forma de hielo en ambos polos.