Una situación, hasta ahora impensada, ocurrió en la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe donde se rompieron todos los códigos que se venían teniendo hasta el momento y la oposición comienza a marcarle la cancha al gobierno armando un bloque de distintos partidos que se enfrentan al peronismo.
La muerte de Miguel Lifschitz desparramó el único frente político que parecía sólido para disputarle el gobierno a Omar Perotti y el peronismo. Es que sin Lifschitz decenas de radicales abandonaron el barco del socialismo que se hundía a medida que se realizaba el duelo por el máximo representante del partido de la rosa.
Varios sectores radicales que hasta hace solo meses aseguraban que “el límite es el PRO” estarán dentro de Cambiemos buscando representar eso que decían odiar hace muy poco tiempo. La desesperación por marcar agenda solo los lleva a pensar en la alternativa de ser “oposición al avance del kirchnerismo” porque, entienden, eso es lo que les está pidiendo la población santafesina.
El “nosotros o ellos” quedó más marcado que nunca esta semana cuando la oposición decidió desplazar por completo al PJ de las autoridades de la Cámara de Diputados, la de mayor peso político en la provincia.
A los diputados santafesinos les llevó un mes y diez días para terminar de renovar la mesa directiva de la cámara.
Por unanimidad, oficialismo y oposición eligieron a Pablo Farías para que sea el sucesor de Lifschitz pero la elección de las dos vicepresidencias fue un debate complejo y que tuvo muchas negociaciones que avanzaban y se caían día tras día.
Maximiliano Pullaro, el ex ministro de seguridad investigado por sus contactos con la mafia del narcotráfico, ahora impulsó a la primera vicepresidente de Diputados gracias a un acuerdo que alcanzó con el socialismo y el PRO. Jimena Senn quedó con el cargo. La segunda vicepresidencia iba a ser para Amalia Granata, fuertemente criticada en la provincia por sus reiteradas inasistencias a la Legislatura y por su domicilio en CABA.
Granata está intentando ser candidata a Diputada Nacional por Santa Fe dentro de Juntos por el Cambio luego de su pelea, antes de asumir, con el grupo político que la llevó al cargo en representación de los “pañuelos celestes”. Por eso rechazó el ofrecimiento y recayó en Gabriel Chumpitaz, de Juntos por el Cambio.
Así todas las autoridades de Diputados quedaron en manos de la oposición y el PJ puso, en vano, el grito en el cielo porque, consideran, esto podría generar un serio problema de gobernabilidad para el rafaelino, Omar Perotti.
No todos los diputados opositores acompañaron la movida de Pullaro y compañía, el Diputado Ariel Bermúdez, del partido Creo que lidera el intendente rosarino Pablo Javkin, proponía que las representaciones sigan como hasta ahora con el peronismo en la primera vicepresidencia y la UCR en la segunda. Pero ante el acuerdo al que había llegado Pullaro con los socialistas solo se limitó a abstenerse, lo mismo hicieron algunos otros partidos menores como el Gen y el PDP.
“Hay una curiosa flexibilidad (en el Frente Progresista) donde a veces funcionan como bloque y otras como radicalismo y socialismo por separado“, cuestionó el diputado de izquierda Carlos del Frade, palabras que fueron replicadas además por los bloques celestes y por Cesira Arcando para justificar sus abstenciones.
La UCR santafesina le manda con esto una clara señal a Juntos por el Cambio y anticipa una campaña al rojo vivo en la provincia de Santa Fe, donde el principal perjudicado claramente será el socialismo que hasta el fallecimiento de Lifschitz tenía todas las de ganar y ahora se queda prácticamente como antes de la llegada al gobierno en 2007 con Hermes Binner, donde era un partido con una fuerte presencia en Rosario pero sin territorialidad en el resto de la provincia. Esta presencia en el interior de la provincia como Partido Socialista fue una de las principales falencias que tuvo el grupo político que apenas logró sumar unos pocos afiliados en las principales ciudades y el poder seguía en manos de una UCR aliada.
Juntos por el Cambio sale muy fortalecido en una provincia donde logró hacer buenas elecciones pero donde tenía que limitarse a ser la tercera fuerza. Con estas señales el mensaje parece más claro y adelantan una fuerte disputa entre el peronismo, también muy dividido desde que Omar Perotti lanzó su propio espacio político y se despegó del kirchnerismo que lo llevó al poder, y Juntos por el Cambio. En principio la falta de nombres en el partido rojo lo posiciona como un “espectador de la grieta” y deberán ser muy inteligentes y trabajar a contrareloj para quebrar esa dualidad.