Según los datos revelados, solo quedan 1,9 millones de toneladas para comercializar hasta marzo o abril de 2024, lo que representa un drástico 60% menos que el promedio histórico.
La situación ha llevado a la industria a un escenario complicado, evidenciado por las advertencias de posibles paradas de plantas y adelanto de vacaciones. Hasta la última semana de noviembre, la comercialización de poroto de soja alcanzaba apenas los 16,5 millones de toneladas, muy por debajo de los 5 millones que solían quedar disponibles en los últimos cuatro meses de campaña, según la Bolsa de Comercio de Rosario.
“En soja, la lógica imperante durante un año como este, arrasado por la sequía, ha llevado a volúmenes comercializados muy por debajo de la media, con un atraso relativo de casi el 60% con relación al promedio de las últimas diez campañas a esta altura del año”, advierten desde la Bolsa.
Industria aceitera en números rojos
La falta de materia prima se ha sentido con fuerza en el polo de crushing del Gran Rosario. Según las estadísticas de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), la industria procesó 23,3 millones de toneladas de poroto entre enero y octubre. Este volumen marca el menor registro para dicho periodo en los últimos doce años, con una caída interanual de 9,1 millones de toneladas. La capacidad ociosa de la industria se mantiene preocupantemente alta, alcanzando el 67%.
La Bolsa de Comercio de Rosario destaca que la escasez de soja se ha traducido en márgenes negativos tanto para los exportadores como para la industria, a excepción de los intervalos marcados por programas de incremento exportador.
En cuanto a las existencias físicas de granos, los datos oficiales señalan que, entre el almacenaje en plantas de acopio y en propiedad de la industria y exportación, el stock asciende a 7,9 millones de toneladas. Este volumen representa un 17% menos de lo que se suele encontrar en promedio a diciembre en los últimos tres años.
Ante esta situación, la industria aceitera se enfrenta a un verano complicado hasta el empalme con la cosecha gruesa del próximo año, con incertidumbre sobre la capacidad de recuperación y los posibles impactos en la economía del sector.