Rafael Venialgo Acosta fue víctima de un policía. Quien debía cuidarlo irrumpió a la fuerza en su casa y lo mató de un escopetazo. Tiró a matar. Junto a su compañero, que en los últimos días lo delataría, aseguró que el fallecido lo agredió con un machete -el cual en realidad había usado para defenderse- e intentó plantar una situación de vida o muerte.
El otro efectivo que participó del procedimiento se animó a contar lo que vio, rompiendo un pacto de silencio y confesando que lo encubrió a lo largo de los últimos 3 meses. Se trata de un empleado del Comando Radioeléctrico que esa noche acompañaba en la patrulla al policía que hizo el disparo mortal.
“Mi compañero lo mira. Yo alumbraba con la linterna y quedé helado. Él apunta y dispara. Quedé en shock. Se notaba que era una persona laburante”, relató.
Además, aseguró que el dueño de casa quiso defenderse, sin saber que era un policía y sin querer agredirlo. “Esta persona no tuvo intención de lastimar. Se notó. Ni se dio cuenta el hombre de que era un policía”.
El crimen del albañil fue denunciado desde el primer minuto por su familia como un caso de gatillo fácil. Como autor del disparo está detenido el policía Miguel Ángel Y., acusado de homicidio calificado por el abuso de la función policial. Un delito que se pena con prisión perpetua.
El imputado habría ingresado a la fuerza el pasado 13 de enero, sin orden de allanamiento, a la casa de Rafael Venialgo Acosta. Una vez allí dentro, Acosta lo habría amenazado con un machete que utilizó para defenderse de forma instintiva, tras pensar que se trataba de un ladrón.
Sin mediar palabra, el efectivo policial apuntó a corta distancia con una escopeta y disparó a quemarropa, según creen los investigadores y en coincidencia con el relato de su compañero. La víctima murió en el acto.
Tras el disparo, el oficial se habría autolesionado, según confesó el novedoso denunciante, para simular que la víctima lo había atacado a machetazos y, en un hipotético caso de vida o muerte, disparó.
“Me empezó a amenazar, me amenazaba de muerte, agarra el machete y se empieza a cortar”, relató Moretti. “Mancha el machete con su sangre y lo tira”, aportó y dijo que luego Miguel Y. levantó un cartucho antitumulto de color verde, corrió la chimaza del arma y cayó un cartucho de color negro: “Él prende la luz para buscarlo y lo mete en el bolsillo”.