Tras la brutalidad de sus dichos, poniendo en discusión la veracidad del intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner, el justicialismo salió con los tapones de punta y solicitó una moción de privilegio para echarla de la Cámara de Diputados y Diputadas de la provincia de Santa Fe.
A las pocas horas del pedido del Diputado Leandro Busatto comenzaron a sonar algunas voces que indicaban que no tendría el apoyo necesario para poder expulsarla. El justicialismo santafesino solo tiene 7 de las 50 bancas y necesita el 2/3 del total para sacarla.
El PJ comenzó a contar los votos y sumó a los sectores de izquierda e incluso a varios legisladores del PRO, pero a la hora de hablar con los radicales fue el propio Maximiliano Pullaro el que puso el freno y los dejó sin los votos necesarios.
Pullaro cuenta con un bloque de 11 diputados y sin su acompañamiento el intento de expulsar a Granata quedaría en la nada. El diputado radical condenó las declaraciones de Granata pero decidió no acompañar la iniciativa de Busatto.
Los cercanos a Pullaro fueron más sinceros y confesaron que no querían que Granata se convierta en una “falsa martir” de la situación y que esto la fortalezca para volver con fuerzas el año próximo donde los radicales buscarán convencer a esos votos conservadores que hoy acompañan a Granata.