La líder de la Coalición Cívica-ARI (CC) y fundadora de Juntos por el Cambio, Elisa Carrió, ha anunciado que no irá a votar por el balotaje programado para el 19 de noviembre entre Sergio Massa de Unión por la Patria y Javier Milei de La Libertad Avanza. Su partido ha decidido mantener la neutralidad.
Carrió explicó su decisión argumentando que se siente “moralmente cansada de la sociedad” y que no votará en la segunda vuelta. También expresó su preocupación por lo que considera una elección entre opciones extremas, citando su estudio de “Los orígenes del totalitarismo” de Hannah Arendt. Carrió indicó que no se alineará con Massa debido a las denuncias de corrupción realizadas por la Coalición Cívica y que tampoco respaldará a Milei debido a lo que considera “locura”.
“A mí no me van a venir con que estoy con Massa porque la Coalición Cívica denunció todos los negociados. Ahora, lo otro… Yo a la locura no voy porque estudié mucho Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt. No voy a ir a votar.”, señaló.
La Coalición Cívica-ARI se suma a la Unión Cívica Radical en su decisión de mantener la neutralidad en esta elección. Además, el partido ha expresado su desacuerdo con la posición de Patricia Bullrich, ex candidata presidencial de la coalición, que se pronunció a favor de Milei.
Carrió también ha criticado al expresidente Mauricio Macri, a quien acusa de favorecer a Milei y de contribuir a la división de Juntos por el Cambio. Además, mencionó su oposición a la “venta de órganos”, que considera una violación de los derechos humanos, y a la legalización del narcotráfico, argumentando que estas políticas conducirían a “delitos de lesa humanidad.”
“No vamos a someternos a ninguna extorsión, no vamos a dar el salto al vacío para la venta de órganos porque viola los derechos humanos, no estamos de acuerdo con la venta de niños y la legalización del narcotráfico. Todo esto va a conducir a delitos de lesa humanidad”, en sus palabras.
La decisión de Carrió y su partido de no respaldar a ninguno de los dos candidatos en la segunda vuelta electoral refleja la división y las tensiones dentro de la coalición opositora en Argentina.