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viernes, abril 26, 2024
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Horacio Verbitsky pidió disculpas por su vacunación VIP

El periodista se expresó en su habitual columna dominical. Pidió "disculpas" y reconoce como un "grave error" haberse vacunado en el ministerio de Salud. El texto completo en esta nota

Desde el viernes por la mañana, en que el periodista Horacio Verbitsky dijo por radio que había sido vacunado en el despacho del Ministro de Salud, junto con otros privilegiados como el segundo del Grupo Clarín, José Antonio Aranda (quien luego del escándalo intentó negarlo), las cosas se precipitaron rápidamente y en cuestión de horas Ginés González García debió dejar su cargo en medio de una pandemia y Carla Vizzotti asumió en su lugar.

Ahora, llegaron las explicaciones y disculpas de Verbitsky, acompañadas por alguno que otro dardo, como el que al final de su columna reza: “El único consuelo es constatar cuánta gente digna y pura nos rodea y no nos habíamos dado cuenta”.

Sin embargo, lo mas importante es que el periodista sume que vacunarse “fue un error grave” del que se arrepiente y por el que pide disculpas.

La nota, fue graficada con el texto de la renuncia de González García que Verbitsky aconseja leer, luego de deplorar el pedido de renuncia por parte del presidente Alberto Fernández.

Este es el texto completo de la columna escrita por Horacio Verbitsky y publicada esta mañana en su portal El cohete a la luna:

VACUNADOS

Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas.
POR HORACIO VERBITSKY

Debo explicaciones a todos los lectores del Cohete y a quienes siguen mi trabajo y mi militancia desde hace mucho tiempo. Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas. Asumo sin excusas la parte que me toca y acepto todas las críticas recibidas, así como agradezco las tan numerosas comunicaciones de solidaridad y afecto. Si lo hice y, sobre todo, si luego lo conté sin que nadie me lo preguntara, es porque no advertí que fuera algo incorrecto, el ejercicio de un privilegio.

Habrá quienes duden, porque a lo largo de tantos años se fue estructurando un estereotipo sobre mí que excluye actos ingenuos o simplemente estúpidos. Se presume que siempre actúo en forma racional y se buscan motivaciones ocultas, que en este caso han llegado a extremos delirantes, como que fue un regalo de cumpleaños a Cristina, para que el gobierno se desembarazara de Ginés.

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Entiendo el pedido de renuncia que le formuló Alberto, deploro su salida del gobierno y recomiendo leer su carta de despedida. Allí, además de trazar un balance de su gestión, luego del desastre de los cuatro años del neoliberalismo, el ex ministro dice que las personas vacunadas en el Ministerio “pertenecen a los grupos incluidos dentro de la población objetivo de la campaña vigente”. Es lo mismo que me dijo cuando, alarmado ante el noveno contagio en mi familia, que abarcó desde septuagenarios hasta bebés de un año, y con una víctima fatal luego de semanas de sufrimiento, lo consulté sobre si me correspondía. Me dijo que sí y que debía hacerlo en el Hospital Posadas, uno de los tres nacionales, que depende del Ministerio. Días después obtuve el turno.

Pero horas antes, desde la secretaría privada del ministro me indicaron que un equipo ambulante del hospital lo haría en el propio Ministerio. No debí haberlo consentido.

Amigos bien intencionados me sugieren respuestas polémicas sobre los privilegiados que denuncian privilegios, la pésima gestión de la Ciudad Autónoma frente a la pandemia y la vacunación, donde no hay un cronograma y se abren las escuelas sin las condiciones mínimas. También me envían memes simpáticos y frases certeras de Arturo Jauretche.

Todo eso es cierto y mi ex, que tiene más de 70 y es médica, nunca consiguió registrarse ni en los teléfonos ni en la web de la CABA.

Pero nada de eso me justifica. Por el contrario, debilita mi reclamo de un trato igualitario y de cuidado especial a los más vulnerables. Lo más decente que se me ocurre es reconocerlo y pedir perdón.

El único consuelo es constatar cuánta gente digna y pura nos rodea y no nos habíamos dado cuenta.//El cohete a la luna

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