Cuando Alberto Fernández se preparaba para asumir, desde su círculo más cercano dijeron que en la Argentina no iba a haber un ministerio de Seguridad tal como se lo conocía. Iban a presentar una Agencia Federal de Seguridad, al mejor estilo de los EEUU. Y Sabina Frederic sería la encargada de llevar adelante esta innovación. Pero llegó la pandemia y nada de eso se hizo. Y peor aún, con la asunción de Sergio Berni al frente de la Seguridad bonaerense, irrumpió la interna, con los cruces verbales y, con el correr de los meses, aparecieron las quejas sociales por la falta de repuestas a la escalada de los delitos, especialmente en el área metropolitana.
Ahora, y con el visto bueno del presidente de la Nación, del Gobernador Axel Kiciloff y, según le comentaron a Opinión Frontal, al menos la no oposición de Horacio Rodríguez Larreta, se vendría otro cambio de rumbo: la Agencia Metropolitana de Seguridad.
¿En qué consiste la mencionada Agencia Metropolitana de Seguridad? Sería una mesa de coordinación de todas las fuerzas que actúan en el Gran Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, de la que participarían, claro está, los ministros Frederic, Berni y el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, a cargo de la Seguridad porteña. En esa mesa, que la planean ampliada, se sentarán cada uno de los jefes de las fuerzas federales (PFA, Gendarmería, Prefectura Naval y PSA), la Policía Bonaerense y la Policía de la Ciudad.
La pregunta de todos los que fueron consultados fue una: ¿habrá una cara visible o será un cuerpo colegiado? La respuesta no tardó en llegar: muy difícilmente exista consenso para que un político se lleve semejante nivel de exposición sin dejar heridos del otro lado. Por ende, se podría convertir sólo en una mesa de coordinación que tendrá dos posibilidades: que contribuya a terminar con las internas, especialmente entre Berni y Frederic, o bien un intento más de hacer algo para que nada cambie.
Pero hay un dato que no pasó desapercibido. Para que la Agencia tenga vida, necesariamente tiene que haber una ley. Dicen que el borrador ya esta circulando por los despachos más influyentes. Y para que, efectivamente, el proyecto sea ley tiene que pasar el filtro más difícil: la Cámara de Diputados. Ahí está sentado alguien que a lo largo de los años ha sabido manejar el discurso de la Seguridad: Sergio Massa, en contraposición con el kirchnerismo puro y el nuevo albertismo, sectores que, en voz baja y al oído, piden a los medios que “traten de no hablar tanto de delitos”. El final está abierto.