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Morales: “Macri no tiene que ser presidente”

El titular nacional de la UCR sostiene que tanto el kirchnerismo como la oposición hacen negocios con la grieta

Después del gobierno de Mauricio Macri que, según Gerardo Morales, defraudó a un sector de la sociedad y permitió el regreso del kirchnerismo al poder, el titular del comité nacional de la UCR ve un 2023 lleno de oportunidades, tanto para el radicalismo y Juntos por el Cambio como personales. Lanzado a dar la pelea por una candidatura presidencial, el gobernador de Jujuy advierte que “algunos del PRO se creían dueños” de la coalición y asegura que busca una relación simétrica entre los socios.

Antes de la reunión de la mesa nacional de la UCR, Morales mantuvo una entrevista en Rosario, en la que habló de todo y de todos: la distribución de subsidios, la deuda con el FMI, la grieta y la detención de Milagro Sala. También sobre Santa Fe: se mostró a favor del frente de frentes, dijo que con Pablo Javkin se entiende “de taquito” y sostuvo que Carolina Losada “tiene un gran futuro”.

—¿Cuáles son los objetivos del radicalismo para 2022?

Fortalecer Juntos por el Cambio, tener un candidato a presidente y trabajar para que lleguemos a fin de año con un plan de gobierno, que sea responsable y que mire las cosas que hicimos mal. Defraudamos a un sector de la sociedad y por eso no nos acompañó. Debemos tener un sentido autocrítico respecto de algunas cuestiones.

—¿Como cuáles?

—No haber resuelto el problema de la economía, y haber permitido que vuelva el kirchnerismo. Hay que salir de esta alternancia retrógrada: veníamos de cuatro años malos de Cristina, después nosotros empezamos bien los primeros dos años pero después retrocedimos, y después caemos en Alberto y seguimos yendo para atrás. Es un problema de la política: las dos coaliciones debemos tener un alto grado de responsabilidad, restablecer el diálogo y poner en marcha políticas públicas que nos trasciendan. Sólo con un plan de inversiones productivas vamos a empezar a resolver los problemas estructurales y la inflación, nos va a llevar mucho tiempo.

—Los últimos dos presidentes no peronistas fueron jefes de gobierno porteños, ¿Es el momento de un gobernador del interior?

—Sí, claro, es una gran oportunidad para Juntos por el Cambio y para el radicalismo. Hay que dar un debate federal: el subsidio al transporte es la punta de un ovillo grande sobre la concentración de recursos en el área metropolitana de Buenos Aires, es una situación muy injusta.

—¿Cómo se revierte esa centralización?

—Hay que ir trabajando y resolviendo. En el norte del país pagamos 11 dólares el millón de BTU de gas para la industria, mientras en el centro y el sur pagan 3,50 dólares. En energía, ustedes en Santa Fe pagan cinco veces más que en Capital. En transporte sucede lo mismo: en enero se gastaron 20 mil millones de pesos para 18 mil colectivos en el Amba, es decir, un millón cien mil pesos por colectivo, mientras que se destinaron 3.200 millones de pesos para 14 mil colectivos de todo el país, que recibieron 240 mil pesos por unidad. El resultado es empresas al borde de la quiebra y colectivos en mal estado en el interior, mientras en el Amba los colectivos andan a veces vacíos. El tema agua: ¿por qué Aysa sigue en manos del Estado, mientras el resto de las provincias tenemos empresas, privatizadas o públicas, y es el usuario el que tiene que poner la plata? En obra pública también: a nosotros nos cuenta un Perú hacer un cordón cuneta y en Capital sobre la plata. Hay que repensar el país desde este punto de vista. Son temas que hay que enfrentar, por una cuestión de justicia, y porque van a resolver otro problema: las migraciones internas, el 40 por ciento de los habitantes del conurbano son del interior. Hay que repensar el país desde este punto de vista. Muchas de estas cosas no les gustan a nuestros amigos de Capital, y no tengo nada contra Horacio, que es un gran gobernante, él no es culpable de esto; está situación viene de décadas.

—Son varios los temas con los que otros socios de Juntos por el Cambio lo cruzaron.

—Sí, se ofendieron cuando dije que lo menos que teníamos que hacer con el tema del Fondo Monetario Internacional es dialogar porque nosotros habíamos pedido la plata, y salieron los halcones a darme con todo. Lo cierto es que el Estado tiene una continuidad institucional y tenemos que ser responsables.

—¿Tiene definido ser candidato a presidente?

—Sí, claro. Vamos a dar la pelea, espero que algunos correligionarios también se animen. Después nos pondremos de acuerdo, veremos quién es el que más mide y mejor está, y encolumnaremos el partido y daremos batalla. En Juntos por el Cambio estamos trabajando y logrando una relación muy simétrica. Acá no hay dueños de Juntos por el Cambio, algunos del PRO sí se lo creían. Venimos hablando bien, la reunión del jueves pasado fue muy buena, nos dijimos todo lo que nos teníamos que decir. La idea es preservar el espacio, fortalecerlo.

—El libro de Macri se llama Segundo tiempo, ¿lo ve en la cancha, en el banco o en la platea?

—Se ve que está en la cancha, y está en todo su derecho: acaba de ser presidente y es un referente político inexcusable, que hay que escuchar en Juntos por el Cambio. Para mi gusto no tiene que ser presidente, pero está en todo su derecho a aspirar. Me parece que dentro de Juntos por el Cambio tiene que haber un cambio, y el radicalismo puede generarlo. Pero no quiero pelearme con él, usted me pregunta y yo le contesto.

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—En algún momento se habló de que usted compartiera una fórmula presidencial con Patricia Bullrich, ¿eso sigue en pie?

—También tengo una excelente relación con Patricia, igual que con Horacio. Para mí, Patricia ha sido la mejor ministra que tuvo Mauricio, dio una batalla importante el narcotráfico, es una mujer de muchas convicciones, tiene coraje. Puede que seamos adversarios en la interna de Juntos por el Cambio pero me gustó cómo ejecutó políticas públicas en un tema tan duro. Iremos a la disputa y mostraremos qué hemos hecho, qué hice en Jujuy, cómo he restablecido el orden democrático, cómo terminé con los cortes de ruta, cómo transformé la matriz productiva. Y con poca plata: con una provincia deficitaria que ahora tiene superávit. La mejor forma de disputar es mostrar lo que cada uno ha hecho.

—Hace algunas semanas, referentes de derechos humanos, legisladores nacionales e incluso algunos gobernadores sacaron una solicitada en el que plantean que Milagro Sala es una presa política y que Jujuy fue un laboratorio del lawfare, ¿Cuál es su respuesta ante eso?

Niego que la provincia haya sido un laboratorio para apresar dirigentes políticos. Milagro Sala es una política presa, le ha robado al pueblo. Está presa por los delitos que cometió y la violencia de la que fuimos víctima todo el pueblo de la provincia. Ha funcionado la Justicia. Yo llegué hace seis años y el peronismo gobernó 32. El 90 por ciento de los jueces fue designado por el PJ. Yo cambié el sistema de designación: antes era a dedo y ahora es por concurso. Incluso he designado ex funcionarios del peronismo, porque ganaron y se lo merecían. Las instituciones están funcionando de verdad, construyendo ciudadanía y garantizando derechos a las personas. Hemos resuelto un problema que generaban Milagro Sala y otros, le cortaban la ruta a los papás que llevaban los chicos a la escuela. La energía que gastábamos en la violencia la ponemos en estar mejor, hemos crecido turísticamente, estamos produciendo más litio, energías renovables, cannabis con fines medicinales.

—¿Qué cree que hay que hacer con los planes sociales y las protestas?

—Hay que poner los planes en sintonía de empleo: prefiero que que el subsidio vaya directamente al empleado que tome a los beneficiarios que tengan oficios. Si vos cobraste diez, doce años y no tenés un oficio, ¿Qué hiciste con tu vida? También hay que terminar con los cortes: en Jujuy tenés todos los días protestas, pero no me toman ni me acampan en la plaza, ni me rompen nada: el que rompe la paga y al que corta una ruta le meto una multa. Hay que garantizar el derecho a la protesta, pero también el derecho a la circulación. Muchos dirigentes de organizaciones sociales se convirtieron en unos delincuentes que le sacan la plata del bolsillo a la gente. Les toman asistencia a las pobres mujeres que tienen que llevar a las criaturas a las marchas. Hay que recuperar la cultura del trabajo, del esfuerzo; este país se levantó así. En estos temas hay que tener coraje para poner orden.

—Lo traigo a Santa Fe: se habla de hacer un frente que articule a todo el no peronismo, incluyendo a Juntos por el Cambio, Pablo Javkin y el socialismo, ¿cómo ve esa posibilidad?

—Yo estoy de acuerdo siempre con eso, soy frentista. En Jujuy tenemos un frente de 32 partidos políticos, mi vicegobernador es peronista. Tenemos un pensamiento parecido con muchos peronistas, con el socialismo también. No quiero decir algo que suene a imposición, lo tendrán que resolver los santafesinos, pero la idea me gusta. Además, a Pablito le tengo mucho aprecio personal y respeto político, es un gran intendente. Venimos del mismo tronco y el mismo pensamiento.

—Javkin dice siempre que hizo las inferiores en el radicalismo y después se tuvo que ir a jugar a otros equipos.

—Bueno, no sé si fue a jugar a las ligas mayores o a las menores (se ríe), pero sí tenemos muchas coincidencias. Con Pablo nos entendemos de taquito, tenemos una misma visión. Hay que romper con la grieta, hay gente que que hace negocios con ella, del kirchnerismo y de Juntos por el Cambio, que además quieren que en este país no se dialogue. La gente quiere que resolvamos los problemas, y en esto estamos en deuda.

—El año pasado Carolina Losada fue la gran sorpresa de la elección, ¿La ve el año que viene como una jugadora nacional, por ejemplo, en una boleta presidencial?

—Sí, pero no me quiero meter con una candidatura provincial que eventualmente pueda tener. Si bien nunca había hecho política, su hermana es militante y su familia es radical. Carolina tiene mucho futuro, y con Facundo Manes le dan al radicalismo esa musculatura que necesitaba. Con ellos y el trabajo de nuestra militancia el radicalismo se ha puesto de pie en el interior, ha aportado como queríamos a Juntos por el Cambio. No nos sentimos dueños de nada, pero tampoco aceptamos que haya gente que se sienta dueña de la coalición.

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