Esta explosión, la tercera y última prueba de resistencia del USS Gerald R. Ford -el portaaviones más caro del mundo-, fue a 166 kilómetros de la costa de Florida, consistió en la detonación de 20 toneladas de explosivos y provocó un terremoto de 3.9 de magnitud y alertó a ONGs por la fauna silvestre y el medio ambiente: nuevamente alzaron la voz en reclamo por estas pruebas militares que dañan el ecosistema, a toda la vida allí presente.
El pasado 22 de junio, la Marina del país norteamericano detonó una bomba de 18 mil kilos en el Océano Atlántico provocando un terremoto de 3.9 de magnitud que alcanzó los 160 kilómetros de distancia. En esa ocasión se trató de una prueba experimental con fines de investigación.
