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Abusó durante 7 años de su sobrina, se fugó un día antes de ser condenado y lo capturaron 5 años después

Máximiliano Espinillo se dio a la fuga un día antes de ser enviado a la cárcel, ya que permaneció todo el proceso en libertad

En un giro dramático en una historia de abuso de menores, A.C. experimentó una mañana llena de sorpresa y alivio cuando abrió su teléfono celular y se encontró con un mensaje que le había llegado minutos antes de las 7 a.m. Era un mensaje de un secretario de la UFECRI (Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja), encabezada por el fiscal José María Campagnoli, que decía: “¡Lo detuvimos!”. El apuntado de esta noticia tan esperada era Maximiliano José Espinillo (39), un abusador condenado que se encontraba prófugo desde agosto de 2018.

El mensaje dejó a A.C. en estado de shock, incapaz de creer lo que veía. Despertó a su esposo y juntos trataron de asimilar la impactante información. Durante casi cinco años, A.C. había vivido con el peso de la incertidumbre, temiendo que su agresor pudiera escapar de la justicia debido a la posible prescripción de su condena. Ahora, finalmente, parecía que la pesadilla estaba llegando a su fin.

El calvario de A.C. comenzó cuando era una niña de tan solo 5 años. Espinillo, primo de su madre, la sometió repetidamente a abusos sexuales en el seno de su propia familia. Los terribles episodios continuaron hasta que A.C. cumplió 12 años y finalmente pudo revelar el horror que había estado soportando.

La denuncia de A.C. se realizó en julio de 2010, y después de un largo proceso judicial, el caso llegó a juicio en 2015. Espinillo fue condenado por corrupción agravada y abuso sexual agravado, y recibió una sentencia de 5 años y medio de prisión. Sin embargo, la sentencia no se hizo firme hasta agosto de 2018, momento en el que Espinillo, quien había permanecido en libertad durante todo el proceso, se dio a la fuga antes de ser notificado oficialmente.

La situación se volvió aún más desesperante para A.C. cuando desde la fiscalía le advirtieron que la peor situación posible sería que su agresor se mantuviera prófugo durante toda la duración de la condena. El plazo de la pena estaba próximo a vencer, y la posibilidad de que Espinillo nunca pisara la cárcel se volvía cada vez más real.

Ante esta situación desesperada, A.C. decidió hacer uso de las redes sociales para difundir su caso y buscar apoyo. Compartió su historia y suplicó a la comunidad virtual que ayudara a encontrar a su agresor. La información recopilada a través de las redes sociales fue entregada a las autoridades judiciales, y A.C. confiaba en que su agresor no estaba lejos y que eventualmente se acercaría a su familia.

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Finalmente, en la madrugada del miércoles, la División Búsqueda de Prófugos de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal Argentina dio con el paradero de Espinillo. Fue encontrado mientras dormía en la casa de sus padres, a tan solo dos cuadras de la residencia de la madre de A.C., en el barrio de Boedo.

Espinillo, quien trabajaba como remisero en Avellaneda y era conocido por ser parte de la barra brava del club Barracas Central, había dejado su empleo y había desaparecido de los lugares que solía frecuentar. Durante su tiempo como prófugo, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de hasta 5 millones de pesos por cualquier información que llevara a su captura.

A.C. luchó incansablemente para encontrar a su agresor. Proporcionó a la Justicia toda la información que obtuvo a través de las redes sociales, confiando en su intuición de que Espinillo no se encontraba lejos y de que tarde o temprano se acercaría a su familia. Y así fue.

El arresto de Espinillo representa un rayo de esperanza y alivio para A.C., quien se sintió en estado de shock al recibir una foto que confirmaba la captura de su agresor. Observó los cambios en su apariencia física, notando que estaba más delgado y con el cabello más corto en comparación con la última imagen que los investigadores tenían de él.

A.C. expresó su profundo alivio al saber que finalmente puede cerrar este capítulo oscuro de su vida y mirar hacia el futuro con esperanza. Sin embargo, también destacó la importancia de mejorar el sistema de justicia para evitar que otras personas pasen por experiencias similares. No quiere que nadie más tenga que esperar años rogando a la justicia que encuentre a alguien que ya ha sido condenado.

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