Los ocho rugbiers pasaron su primera noche como condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa en la Alcaidía 3 de Melchor Romero, la misma en la que cumplieron la prisión preventiva a la espera del juicio.
Máximo Thomsen (23), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Luciano Pertossi (21), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (23) permanecieron separados en cuatro celdas con capacidad para dos personas y, por cuestiones de seguridad, aislados del resto de la población carcelaria.
“Aún creen que la Justicia puede considerar que fue una muerte en riña y que les pueden bajar la condena”, contó sorprendido uno de los custodios que habló con uno de los cinco condenados a perpetua. Fue tras llegar al pabellón 8, el mismo que ocuparon los casi tres años de prisión preventiva hasta que se conoció el veredicto del lunes 6 de febrero.
“Tienen un buen comportamiento y un buen trato con el personal penitenciario que los controla”, contó un vocero, quien agregó que “pasaron una noche normal” y que el jueves serán visitados por sus familiares, como lo hacían antes del juicio.
Voceros del servicio penitenciario aseguraron que ninguno de los ocho condenados pidió algún tipo de asistencia psicológica tras la condena. Sin embargo, las fuentes consultadas señalaron que lo que genera obsesión y ansiedad entre los rugbiers es saber a qué prisión serán derivados.
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El Servicio Penitenciario provincial trabajaba en determinar a qué penales podrían ser trasladados los rugbiers, ya que “es inviable que permanezcan en la Alcaidía de Melchor Romero” porque es un lugar de encierro en el que los presos solo pasan unos días hasta que son derivados a un pabellón.
Una de las posibilidades es que la defensa de los detenidos pida el traslado al penal de Campana, ya que se encontrarían a pocos kilómetros de Zárate, donde viven sus familias.
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