Con 19 allanamientos en todo el país y 10 órdenes de detención la Policía Federal Argentina logró desbaratar a una secta religiosa criminal acusados de poseer un plan sistemático de captación de personas para explotación laboral y reducción a la servidumbre.
Las órdenes de detención, fueron para diversos integrantes del núcleo duro de la organización, incluyendo a varios prófugos desde el año pasado. Los allanamientos fueron en las provincias de Buenos Aires, Salta, Tucumán, Mendoza, Neuquén y Entre Ríos.
En el año 2019, se produjeron una serie de allanamientos contra esta organización criminal por los delitos de trata de personas y lavado de dinero. Posteriormente se continuó la investigación, respaldada por las denuncias de víctimas y se llegó a descubrir que la organización, bajo la forma de una secta religiosa, había cometido otros hechos graves.
Delitos contra la integridad sexual de menores y adultos, contra la identidad y contra la vida, son algunos de los aberrantes hechos que les imputan.
La organización Templo Evangélico Filadelfia comenzó sus actividades entre 1972 y 1973. Cesaron en 2019 a causa de los procedimientos efectuados ese año. La líder y sus dos principales cómplices (ya fallecidas) eran mujeres. Se las acusa de al menos dos abusos sexuales, en el marco de acciones pretendidamente religiosas (para “evitar el pecado”) sobre al menos un menor. Estos hechos, se reiteraron durante varios años.
Además, se detectaron al menos tres casos de apropiaciones de menores, que fueron sustraídos a sus padres e inscriptos como hijos de varias mujeres de la organización.
Por otra parte, también hay un caso de inducción al suicidio, por hostigamiento y agresiones reiteradas, contra un joven captado por la organización que se había asumido homosexual públicamente. Como forma de castigarlo, se lo obligaba a desnudarse, lo golpeaban, le tiraban baldes de agua fría, le cortaron el pelo y a raíz de esa agresión sistemática el joven se suicidó.
La organización religiosa, tenía un templo principal en el Gran Buenos Aires, anexos en varias provincias y presumiblemente, en países limítrofes. Captaba personas en distintas partes del país, especialmente niños en situaciones de pobreza y vulnerabilidad. Comenzaba tocando temas religiosos, adoctrinando a personas en la creencia de que la líder era una persona con un poder supra terrenal. Se realizaba un proceso que la psicología llama de “persuasión coercitiva”.
Más adelante, los jóvenes eran trasladados al templo principal donde terminaban viviendo en muy malas condiciones, sin abrigo, ni higiene, ni una correcta alimentación, privados de comunicarse con sus familias, sin poder ir a la escuela, indocumentados. Además, eran obligados a trabajar en la panificadora que tenía la organización.