Lautaro Alvaredo, un joven de 19 años, se encuentra en estado de muerte cerebral tras sufrir un brutal ataque a la salida de un boliche en Laferrere, provincia de Buenos Aires. Este incidente, que incluyó un golpe en la cabeza, ha dejado a la familia devastada y al joven con un futuro prometedor al borde del abismo.
Recién salido del colegio, Lautaro aspiraba a estudiar administración de empresas para construir un camino profesional. Sin embargo, la realidad lo llevó a desempeñarse como adulto, trabajando en un local de productos químicos y colaborando en el reparto. Los fines de semana, se encargaba del sonido en los shows de su padre, quien lideraba una banda en los bares de González Catán.
La tía de Lautaro, Camila, compartió que el objetivo del joven era claro: contribuir económicamente en su hogar. Apasionado por la música, especialmente el cuarteto, género en el que su padre era un referente, Lautaro se integró a la banda familiar, brindando su ayuda con el sonido.
Se destacaba por su capacidad para resolver problemas y su disposición constante. A pesar de su juventud, actuaba como un adulto responsable, cuidando de sus hermanos y ayudando en lo que fuera necesario.
Además de su amor por la música, Lautaro disfrutaba del fútbol y era hincha de Boca. Su interés por los autos lo llevaba a participar en muestras y exposiciones.
El trágico desenlace ocurrió durante una noche de diversión con amigos en el boliche Cyrux, donde una discusión entre compañeros desencadenó una pelea afuera del establecimiento. Lautaro intervino, pero cayó al suelo y recibió una violenta patada en la cabeza, sufrió convulsiones y posteriormente la muerte cerebral.
El hecho recuerda al caso Fernando Báez Sosa y la vulnerabilidad de un joven con sueños e ilusiones, cuya vida se vio truncada de manera abrupta y sin sentido.