El pasado lunes 13 Salvador Altamura salió de su casa en moto rumbo a la casa de un amigo para hacer juntos una caminata. Regresó a las 18:06, pero según se ve en la cámara de seguridad del edificio siguió de largo y aceleró. Se cree que vio algo que le generó sospechas de entrar a su casa. Desde entonces nada se sabe de él.
Salvador es abogado y vive en un edificio ubicado en 25 de Mayo al 200, en la zona céntrica de la localidad bonaerense de Quilmes. Su familia sospecha que fue víctima de un secuestro con fines de robo, en virtud de los extraños acontecimientos que ocurrieron tras su desaparición.
La última imagen que se tiene de él es la captada por la cámara de seguridad de su edificio a las 18:06 del lunes 13. Su teléfono, un iPhone 7, dejó de funcionar minutos después y no pudo ser rastreado.
En la madrugada del martes, pasadas las 3 de la mañana, alguien llega con su moto y el casco puesto en ingresa al edificio. En apariencia no es Salvador, por su contextura física. Salvador mide casi dos metros y es delgado. En cambio, quien monta su moto es una persona robusta.
Tras ingresar al domicilio el sospechoso pasa cerca de una hora y media en el lugar y se va. Según la denuncia de la familia se llevó “una importante cantidad de dinero” que Salvador guardaba en su casa.
La moto, una Honda CRF 250 color rojo, apareció el martes en Villa Itatí. Pero volvió a ser robada antes de que pueda ser secuestrada, y según se cree se utilizó para un nuevo raid delictivo. Nunca volvió a aparecer.
“Salvador no anda en nada raro. Hasta ahora parece un hecho de inseguridad. Se robaron una suma importante de dinero. Suponemos que lo han torturado para que diga dónde estaba la plata”, comentó la familia a Ámbito.
Por ahora la causa está caratulada como averiguación de paradero y hasta el momento los trabajos de investigación no dieron frutos. Se allanaron al menos dos domicilios donde según testigos podría haber estado Salvador, pero ninguno dio resultados positivos.
De momento los investigadores están tratando de reconstruir los minutos posteriores a la desaparición de Salvador con el registro de las cámaras de seguridad del municipio y de edificios privados de la zona, aunque muchas estarían fuera de funcionamiento.