Una pequeña de 11 años fue sometida a múltiples maltratos, torturas y agresiones durante la última mitad de su vida. Así es que un día decidió contarle a su maestra, detalle a detalle, el calvario que vivía diariamente. Entre los datos más escabrosos, la criatura reveló que su padrastro la entregó a dos hombres, uno de ellos con domicilio en la provincia de Buenos Aires.
La mujer, a quien se animó a contar lo que estaba ocurriendo, hizo la denuncia de inmediato el 9 de abril último, aunque el hecho trascendió en las últimas horas. En uno de los últimos hechos, relató que su madre le estrelló su cabeza contra la pared y que su padrastro la azotó con una manguera.
Se trata de una alumna de una escuela del departamento Rivadavia de Santiago del Estero, de la cual se preserva su identidad. Además no se darán precisiones para proteger a la menor que, con apenas 11 años, lleva ya media década de abusos sexuales y de golpizas en su propia casa.
Tras un nuevo episodio de abusos, golpes y torturas, el 8 de abril último la alumna pidió hablar en privado con su maestra, la que tras escucharla presentó una denuncia al día siguiente.
Desgarrador calvario infantil
La docente contó que la niña habló sin parar durante al menos una hora. Describió su triste vida, a partir de los cinco años. Relató que su madre y su padrastro le hicieron vivir años de privaciones, maltratos y abusos sexuales. Dijo que si bien el hombre no la violó, sí la entregó a un hijo de él y al hijo de un amigo, para que la vejaran en reiteradas oportunidades.
El hermanastro la sometió a ultrajes sexuales que la niña debió acallar a la fuerza, amenazada de ser desterrada de su casa.
Jamás su madre habría preguntado siquiera por qué su hija retornaba a su casa y lloraba, o se encerraba.
Por varios largos años la habrían manoseado, humillado y accedido sexualmente. Fue obligada a guardar silencio en protección del abusador y en detrimento de su vida.
Violencia en aumento
Pero en estos últimos meses, su drama recrudeció. Madre y padrastro la habrían golpeado en múltiples ocasiones.
Su padrastro la comenzó a azotar con una manguera. Insensible a más no poder, la encerraba en la habitación y le negaba comida y agua.
La madre de la menor también habría aportado lo suyo, golpeándola y la última vez, estrellándole la cabeza contra la pared. La niña salió corriendo de su casa y su madre gritó (a cualquiera) en la calle: “Tráiganla a la casa”. La menor contó que en ese momento se abrió una luz de esperanza. “¡Déjenla en paz o voy a avisar todo en la policía!”, habría advertido, tajante, su abuela.
Denuncia inmediata
Tras escucharla, la docente se trasladó a una comisaría y denunció todo con lujo de detalles.
Sin desentonar en la rapidez, la fiscal Andrea Darwich puso en marcha el fuerte andamiaje legal. Se ordenó una minuciosa investigación, a la que fue afectado un grupo de policías, instructores, psicólogos y médicos.
Todos asisten a la menor, cuya seguridad y protección recaerían en su abuela, quien recibiría respaldo legal total.
Con la niña “blindada” de su propia familia, Darwich se ocupará de las cuatro personas que sometieron a la víctima.
Tres residen en Rivadavia y un cuarto en la provincia de Buenos Aires. //ElLiberal