Stéfano Alexis Barrios era perseguido por dos agentes policiales en la madrugada de este lunes. Momentos después, el joven murió degollado: su padre culpa a los efectivos, mientras que desde la fuerza aseguran que fue él solo quien se quitó la vida con el filo de una botella rota.
Ocurrió alrededor de las 5:30, en la calle Joaquín Castellanos de la localidad salteña de Salvador Mazza. Justo a pocos metros de la delegación de Gendarmería Nacional.
La víctima, de 28 años, tenía tres hijos, de 11, 6 y 5 años, y trabajaba en una pescadería.
Su padre, Jorge Porfirio Barrios, descree del relato policial y argumenta que el mismo está lleno de contradicciones y sinsentidos. Explicó que los efectivos afirmaron que su hijo “los enfrentó después de herirse y les dijo no se qué”, teniendo una herida de 25 centímetros de longitud en el cuello. Algo prácticamente imposible.
“Es brutal, profunda, de más de 25 centímetros de extensión, seccionó todo el cuello, imposible que haya enfrentado a la policía y menos que haya hablado, pedido ayuda o lo que fuere, porque la lesión de solo verla es espantosa”, detalló Jorge en diálogo con El Tribuno.
Supuestamente el joven fue perseguido porque tenía una botella en la mano y a la policía le habría parecido sospechosa su actitud, según relató el denunciante.
“Lo corrieron por varias cuadras”, dijo y aseveró: “Para mí me lo mataron”. Los efectivos, en tanto, afirman que el joven rompió la botella y se infligió el corte por sí solo, por lo que se desmayó y, al llegar al hospital local a donde fue trasladado, murió.
“Me dejaron solo, sin saber qué hacer, tuve que contratar un abogado para que me asista en estos momentos y seguramente vamos a estar presentes durante la autopsia para evitar que nos dibujen algo que sabemos no ocurrió”, añadió.
Afirmó que irá “hasta las últimas consecuencias”, porque considera que “fue un homicidio” y que “mataron” a su hijo.