Cuéntenles la verdad. No importa si llovía o no llovía, si eran mucho o eran pocos los que estaban en la plaza.
Cuéntenles la verdad, y díganles por qué todos esos estaban en la plaza y había solo pocas personas adentro.
Cuéntenles la verdad. Busquen las fotos y díganles por qué no había mujeres en el momento en que se discutía si teníamos o no que ser independientes o seguir bajo el mando del Virrey.
Cuéntenles la verdad. Más allá de si se vendía velas o mazamorras andá a lo básico y contale la verdad. Contale sin miedo por qué los señores iban de traje y las damas de vestidos y el vendedor de velas iba en patas y en harapos.
Cuéntenles la verdad y explíquenles por que las damas no vendían mazamorras y solo se paseaban por la plaza como ahora los hacemos pasear a los chicos en el escenario.
Cuéntenles la verdad. Por qué algunos tienen que pintarse la cara con corchos y por qué los vendedores de velas o empanadas no podían estar junto a los que tomaban las decisiones.
Cuéntenles la verdad, aprovechen estos momentos donde el país se paraliza, sea o no por el feriado, por el locro, por el asado o por la patria, pero cuéntenles la verdad. Esa verdad que durante años nos han ocultado muchos, que hoy las conocemos y tenemos, sin mucho esfuerzo, la posibilidad de hacer que los más pequeños aprendan, de una vez por todas, lo que pasaba de verdad.
Por favor, cuéntenles la verdad.