17.8 C
Buenos Aires
domingo, abril 28, 2024
InicioSociedadRedes sociales: la nueva Inquisición

Redes sociales: la nueva Inquisición

Usuarios que desde el anonimato se atribuyen el derecho de humillar virtualmente a una persona con el objetivo de anularla o hacerla desaparecer

La Santa Inquisición, fue una institución creada en el siglo XIII y que se extendió durante más de seis siglos por países como Francia, Italia, España o Portugal, y también en toda América. Su función y razón de ser era combatir a todo aquel que se alejase de la fe que por entonces se proclamaba como oficial (además de aquellos que cometían algunos actos considerados como amorales), esta institución vivió su esplendor y su mayor barbarie durante la Edad Media.

Un discurso hegemónico y totalitario que decidía quien era obediente y quien no, y aquel que no respondía a ese mandato era sancionado con vejaciones físicas o directamente con la muerte, personajes de gran relevancia histórica fueron víctimas de la Santa Inquisición como por ejemplo Juana de Arco quien fue asesinada, prendida fuego viva por considerarla hereje.

Ejecución de Juana de Arco, por François Chifflart

Las redes sociales han ido ocupando un lugar en la vida de todas las personas a nivel mundial y han concentrado un poder temiblemente peligroso. En ella confluyen diferentes características por un lado al igual que la Santa Inquisición se ha tornado en un poder hegemónico que decide y define quien está equivocado y quien tiene razón, y por otro lado representa una característica que fue definida claramente por Freud que es el sujeto en masa.

Freud refiere a esta característica como un rasgo peligroso de las conductas sociales donde las personas al actuar por identificación de forma conjunta realizan actos extremos que muy probablemente de forma individual no realizarían.

A partir de la aparición de las redes sociales los sujetos fueron encontrando un lugar común donde se podían identificar con otros, y sumado el rasgo siniestramente particular del anonimato el cual facilita la manifestación absolutamente negativa y nociva de poder señalar, así como sucedía en la Inquisición, a otro demonizando su conducta o pensamiento.

La nadadora Delfina Pignatiello decidió alejarse de las redes sociales al recibir numerosos ataques tras su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio

Durante la realización de los Juegos Olímpicos hubieron casos donde ciertos deportistas prefirieron abandonar la utilización de las redes sociales y las mismas competencias, por el efecto nocivo de las redes sociales en sus desempeños, las críticas, el maltrato y el ninguneo recibido pusieron en peligro su salud mental, es el caso de la argentina Delfina Pignatiello, o la gimnasta estadounidense Simone Biles, quienes abandonaron competencias y la utilización de redes a raíz del acoso constante que han recibido por parte de esta masa anónima que se aboga el derecho de humillar y menospreciar al otro.

Esto no ocurre solo en el mundo del deporte cotidianamente se observan casos donde se pone en práctica lo que se denomina como moda de la cancelación sea por cualquier motivo, sea la sexualidad, si es puta o puto se cancela, si es negro o blanco se cancela, si es de derecha o de izquierda se cancela, si es celeste se cancela, si es verde se cancela, si es hombre se cancela, si es mujer se cancela. ¿Si es humano se cancela? ¿Cuándo termina? ¿Hasta dónde se llegará con la cancelación?

La cancelación es el modo virtual de anular e intentar hacer desaparecer al otro, se lo elige por cualquier absurda razón y la masa en conjunto comienza sistemáticamente a atacar a ese objetivo con el propósito de hacer que ése otro no “circule más” en las redes sociales, a diferencia del bloquear a un usuario donde quien bloquea lo hace para si mismo. En la cancelación es en contra del otro y de manera conjunta, es decir se actúa como masa que ataca a un otro.

Se ha tornado esta nueva Inquisición virtual en un modo siniestro de daño y no reconocimiento del otro, la no aceptación y la condena de cualquiera que pueda estar en un lugar diferente del que opina en la red social.

Es momento de interpelarnos como sociedad y de responsabilizarnos de cada acto que realizamos aunque sea a través de una red social, no hay anonimato ni sentimiento de masa que justifique ese accionar.

Te puede interesar

Más noticias