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viernes, abril 26, 2024
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Repensar la locura es el trabajo de hoy, no aislarla

La desmanicomialización en Argentina está en marcha y hay quienes la rechazan por el simple miedo a lo desconocido

El proyecto de desmantelación de los manicomios está en proceso. Desde el 2010 que existe la Ley Nacional de Salud Mental, la cual impone el cierre de este tipo de instituciones y promueve la vida en libertad de los mal llamados “locos”. La realización material de la Ley de 2010 se pondrá en marcha con un presupuesto de 7.700 millones de pesos, lo que presupone un aumento presupuestario de un poco más del 100%. El proyecto tiene como idea construir hogares para la reinserción de los pacientes, centros de monitoreo y acompañamiento en la vida cotidiana y laboral.

Ahora bien, ¿Por qué llevar a cabo este cambio? Básicamente por 2 razones, la primera es una cuestión humana y de DDHH, los pacientes psiquiátricos son encerrados, abandonados y en algunos casos maltratados, perdiendo todo tipo de voluntad y libertad. La segunda razón es que nunca se recuperan, la soledad en la que viven por regla general agrava sus cuadros psiquiátricos dada la falta de interacción con la comunidad/sociedad; es parecido a lo que sucede en las cárceles, en vez de salir rehabilitados suelen salir peor de lo que entraron.

Invito a que pensemos la Locura, ¿por qué se crearon los manicomios en un primer momento? La respuesta del sentido común podría ser “porque están locos y son un peligro para la sociedad y para ellos mismos”. La realidad es que históricamente la Locura se la ha tratado de diversas formas, Foucault en su libro “Historia de la Locura” nos explica que en la Edad Media los locos se encontraban en la calle mendigando y la sociedad con un fuerte arraigo cultural católico les daba limosna y donaciones como a cualquier otro pobre.

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El Borda, uno de los hospitales neuropsiquiátricos más importantes de la Argentina

En el renacimiento, por ejemplo, al Loco se lo llegó a admirar, de ahí que existieran obras elogiando la Locura, un ejemplo claro es el libro “Don Quijote de la Mancha”. Por último tenemos nuestros días en los que se trata la locura como si fuera lepra o ébola.

Con el advenimiento de la Razón como principal valor de la sociedad occidental, pensemos en Rene Descartes o Kant, el cientificismo positivista, la revolución industrial. A la Locura se empieza a tratar socialmente como si fuera una enfermedad terminal contagiosa, esto es consecuencia ser el antagonista de la Razón. El manicomio es una institución que protege “a la sociedad racional de los desviados”, los enfermos mentales producen un malestar general que simplemente es inaceptable por la mayoría. Los manicomios encierran a todo aquel que genere incomodidad, alteración, disturbios, etc. en la sociedad; no por ser peligrosos, dañinos o perjudiciales, sino por el la incomprensión colectiva de la locura.

La época que vivimos permite a la disidencia lograr hacerse notar sin que conlleve penas graves, de a poco la homosexualidad deja de estar apartada, una mujer divorciada ya no carga con el mismo estigma que hace 30 años, se puede hablar del aborto sin que sea tabú.

Los mecanismos de poder que lograron mantener a los pacientes encerrados como criminales, de a poco lo iremos desnaturalizando. La vida en comunidad es beneficiosa como se ha demostrado en otras partes del mundo como en Italia, mientras que la soledad solamente agrava su cuadro mental. Hay que pensar la desmanicomialización y no rechazarla por simple miedo a lo desconocido.

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