La trata de personas es la forma actual de denominación a la esclavitud humana, donde a un ser humano, sin importar edad, religión, color de piel, se lo considera una mercancía para comercializar, si bien los fines pueden ser distintos, la crueldad y la vejación es el factor común de todo el accionar.
La trata de personas es un delito que pertenece a lo que se denomina crimen organizado ya que para llevarlo a cabo se requiere de una gran infraestructura.
A lo largo de nuestra historia reciente se ha reiterado de forma preocupante que ante las catástrofes naturales o grandes crisis sociales, se produce un incremento en la trata de personas. Los casos más recientes fueron los terremotos de Nepal 2015, el tsunami de 2004 en el sur de Asia, el terremoto de 2010 en Haití, la sequía de 2011 en el Cuerno de África, el tifón en 2013 en Filipinas y otros desastres naturales. En todos ellos los más vulnerables han sido las niñas y niños que sumados a la devastación quedaban expuestos de ser sacados de su país de forma casi automática, las mujeres también sufren ese mismo destino, y los hombres en muchos casos son llevados para ser esclavizados en trabajos que requiere este tipo de mega organización que se encuentran también relacionadas a otros delitos organizados (tráfico e armas, de drogas, etc) Pero no solo las catástrofes naturales son un terreno fértil para el delito, también lo son las grandes crisis económicas y sociales.
La explicación es siniestra y simple, la atención está puesta en aquello que se presentó como irrupción, por ende quienes cometen estos delitos encuentran en esta falta de atención un lugar perfecto para el desarrollo de su repudiable actividad.
La trata de personas es uno de los crímenes más crueles que existen, en él se toma a un ser humano para despojarlo de todo tipo de derecho y libertad, la selección no es aleatoria, responde a un estado de vulnerabilidad que manifiesta o evidencia la víctima, es por eso que en las dos circunstancias planteadas anteriormente (catástrofes y crisis) se pueden captar con mayor facilidad un mayor número de personas, desde la esperanza o expectativa de un futuro mejor o la salida rápida de un presente caótico.
Hubieron grandes luchas en la historia de la humanidad en la pelea por el fin de la esclavitud, grandes naciones de se constituyeron en base a esa premisa, pero la esclavitud no termino, se convirtió en un negocio obscenamente rentable, y lamentablemente solo visible ante situaciones que nos conmueven, casos particulares que son la punta de un iceberg, muchas veces oculto por actores sociales que no cumplen su función o hacen caso omiso a lo que sus
ojos ven.
“Esclavitud” EDUARDO GALEANO, Memoria del Fuego, tomo 1, pp.226-227.
Lima, 1624: Se vende gente -¡Camina!
-¡Corre!
-¡Canta!
-¿Qué tachas tiene?
-¡Abre esa boca!
-¿Borracho es, o pendenciero?
-¿Cuánto ofrece, señor?
-¿Y enfermedades?
-¡Si vale el doble!
-¡Corre!
-¡No me engañe usted, que lo devuelvo!
-¡Salta, perro!
-¡Una pieza así no se regala!
-¡Que levante los brazos!
-¡Que cante fuerte!
-Esa negra, ¿con la cría o sin la cría?
-¡A ver los dientes! …
Se los llevan de una oreja. Les marcarán el nombre del comprador en las mejillas o la frente y serán instrumentos de trabajo en las plantaciones, las pesquerías y las minas y armas de guerra en los campos de batalla. Serán parteras y nodrizas, dando vida, y quitándola serán verdugos y sepultureros. Serán juglares y carne de cama.
Está el corral de esclavos en pleno centro de Lima, pero el cabildo acaba de votar el traslado. Los negros en oferta se alojarán en un barrancón al otro lado del río Rímac, junto al matadero de San Lázaro. Allí estarán bastante lejos de la ciudad, para que los vientos se lleven sus aires corrompidos y contagiosos.