Boris Johnson renunció a su cargo de primer ministro y desató una gran tensión en Reino Unido. “Es claramente la voluntad del partido conservador parlamentario que debe haber un nuevo líder de ese partido y, por lo tanto, un nuevo primer ministro”, dijo Johnson en una declaración al país frente al número 10 de Downing Street.
Previamente había reconocido que “nadie es ni remotamente indispensable”. Según reveló la BBC, la decisión del funcionario es consecuencia de la ola de renuncias que se produjeron en el poder Ejecutivo británico. Johnson abandonaría su cargo luego de que asuma su sucesor en octubre.
Johnson dio su discurso junto a su esposa Carrie, y varios simpatizantes conservadores y lamentó “renunciar al mejor trabajo del mundo” y apuntó al partido parlamentario conservador por expulsarlo de su cargo. “Cuando la manada se mueve, se mueve”, sostuvo en relación al gabinete y los parlamentarios y con cinismo rindió homenaje al “brillante sistema darwiniano” que causó su caída.
Por último, el primer ministro aseguró que había “designado un gabinete para servir, como lo haré yo, hasta que se establezca un nuevo líder”.
En esta semana, son más de 50 los funcionarios británicos que han dimitido de sus puestos, entre ellos viceministros y otros altos cargos. La ola de renuncias comenzó el martes, luego de que Chris Pincher, un parlamentario conservador cercano a Johnson, fuera acusado de acoso sexual.
De esta forma se desató la peor crisis a la que el primer ministro británico podía enfrentarse. Incluso el nuevo titular de Finanzas, Nadhim Zahawi, nombrado este martes luego de la renuncia de Rishi Sunak, solicitó la dimisión de Johnson argumentando una pérdida de respaldo.
Por su parte, Michelle Donelan, asignada también este martes al frente de la cartera de Educación, presentó su renuncia apenas dos días después de asumir el cargo.
En el día de ayer, miércoles, Johnson había endurecido su postura e incluso echó al ministro de Vivienda y Gobierno Local, Michael Gove, su mano derecha durante la campaña del 2016 por el Brexit, ya que este le había pedido renunciar “por el bien del partido y del país”.
El máximo funcionario del Reino Unido le habría dicho a sus colaboradores que tendrían que “mancharse de sangre las manos” para lograr que abandone su cargo, según informó el medio The Sun. Sin embargo, esta situación habría cambiado a raíz de la insostenible situación que acorraló al Jefe de Gobierno.