El Papa Francisco recibió esta mañana al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel. Aún con los puntos en su abdomen tras la operación del 7 de junio, se recupera a ritmos insólitos con sus 86 años de edad y con una agenda muy completa mañana recibirá al presidente de Brasil, Ignacio Lula Da Silva.
Lo recibió acogiéndolo de pie, apoyado en el bastón ortopédico, sonriente, en una pequeña sala del Aula Pablo VI, más accesible desde Santa Marta que el estudio del Palacio Apostólico.
“Feliz” de verlo en buenas condiciones
En el encuentro en el cual se habló sólo en español, el jefe de Estado de la isla caribeña agradeció varias veces a Francisco su disponibilidad, diciéndole que estaba “feliz” de verlo en buenas condiciones de salud después de su reciente operación. Por su parte, Bergoglio hablando inicialmente de su salud, dijo que estaba “a medias” debido a los “puntos” aún presentes de la cirugía en su abdomen, antes de que la conversación siguiera adelante con los temas diplomáticos.
Un encuentro de 40 minutos
Hablaron de varios argumentos durante 40 minutos a partir de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Cuba, evocando también la histórica visita de San Juan Pablo II en 1998, de la cual se cumplen veinticinco años.
También la charla entre ambos hizo referencia a la grave situación del país y sobre la contribución que ofrece la Iglesia, especialmente en los sectores de la caridad. Finalmente, los temas de carácter internacional se consideraron “de interés mutuo, destacando la importancia de continuar con el compromiso de promover siempre el bien común”.
Más allá de la nota de prensa, el Vaticano no entró en detalles pero, considerando la situación internacional particularmente grave, no se descarta que hayan hablado de la misión de paz de la Santa Sede en busca de un canal de diálogo para detener la guerra entre Rusia y Ucrania, y de la necesidad de avanzar en propuestas diplomáticas luego del fracaso de la reciente misión de los países africanos encabezados por el presidente de Sudáfrica.
Los regalos
Díaz-Canel, a quien se lo vio muy a gusto con Bergoglio, estaba acompañado por su esposa Lis Cuesta Peraza y su hijo.
Cómo parte del intercambio de presentes, Francisco le regaló una obra de arte de bronce que representa una paloma que lleva un ramo de olivo, con la inscripción “Sed mensajeros de la paz”, así como el Mensaje de paz de este año, el documento sobre la Fraternidad Humana y el libro sobre Statio Orbis del 27 de marzo de 2020.
Por su parte, Díaz-Canel le entregó al Papa una escultura en plata, bronce y madera titulada “El Lector” y dos volúmenes de poetas cubanos.
Protestas fuera del Vaticano
Mientras el presidente cubano estaba ocupado con el Papa, afuera del Vaticano, cerca de Castel Sant’Angelo, un grupo de exiliados cubanos protestaba por la situación humanitaria en la isla. Envueltos en la bandera cubana y al ritmo de la música caribeña, los opositores de Díaz-Canel gritaron consignas contra la política, el exilio forzoso e incluso la legitimación del gobierno de Díaz-Canel por parte del Vaticano.
Es el tercer líder cubano en ir al Vaticano desde la Revolución Cubana en 1959: Fidel Castro y su hermano Raúl fueron recibidos en 1996 por Juan Pablo II y en 2015 cuando Francisco visitó la isla de Cuba.