La vida de Vera Gedroitz fue la de una mujer fuera de serie. Su historia no tuvo suficiente difusión hasta nuestros días, ya que posiblemente hayan querido invisibilizarla por no dar con la imagen de mujer tradicional ni de princesa de esos tiempos. Google hoy le dedica un fantástico doodle.
Vera nació el 19 de abril de 1870 en una familia prominente de ascendencia real lituana en Kiev, dándole el rango de princesa.
Tras la muerte de “Sergei”, uno de sus 4 hermanos, se interesó en la medicina y se recibió con honores de la escuela de mujeres de Bryansk.
Luego continuó su educación en San Petersburgo, pero para perfeccionándose tenía que irse del país: arregló un matrimonio por conveniencia con su amigo Nikolai Belozerov y se trasladó a Siberia -producto de la carrera militar de Belozerov-. Con su nuevo nombre consiguió un pasaporte y entró a Suiza, donde estudió en la Universidad de Lausana para ser cirujana. En 1898 recibió su diploma de doctora en Medicina y Cirugía.
Cuando estalló la guerra ruso-japonesa en 1904, se ofreció como voluntaria de la cruz roja y se volvió la primera cirujana militar de Kiev, que entonces era parte del Imperio Ruso, y tras la guerra en una de las primeras docentes de esa especialidad en todo el mundo (solo el 3 % de las mujeres alrededor del globo accedían a la educación superior).
Durante el período que ejerció como cirujana de guerra, se dice que los japoneses, enemigos de Rusia, la llamaban “Princesa misericordia”.
No está demás señalar que su desempeño salvando vidas de soldados bajo la amenaza del fuego enemigo en un vagón de ferrocarril reconvertido, hizo que su técnica fuera adoptada como el nuevo estándar por el gobierno ruso.
También fue poeta -firmando sus creaciones literarias con el nombre de su hermano fallecido-, autora de varios artículos médicos sobre nutrición y tratamientos quirúrgicos y publicó varias obras de no ficción, entre las que se encuentran las memorias de 1931 tituladas “Life”, donde cuenta la historia de que la llevó al servicio en el frente en 1904.