El canciller DE Rusia, Sergei Lavrov, pidió hoy en su discurso ante la Asamblea General de la ONU reanudar “lo más pronto posible” las negociaciones entre Irán y las principales potencias del mundo para revivir el acuerdo nuclear que dejó en coma la salida unilateral de Estados Unidos, durante el Gobierno de Donald Trump.
“Desde luego queremos que las negociaciones sobre el restablecimiento completo del PAIC se reanuden lo más pronto posible“, dijo y luego, en diálogo con la prensa en Nueva York, sostuvo que el Gobierno estadounidense de Joe Biden debería “ser más activo” para “resolver todas las cuestiones relacionadas” al acuerdo nuclear iraní.
Las nuevas negociaciones, mediadas por los europeos, comenzaron este año -tras la victoria de Biden- para intentar que Estados Unidos vuelva al acuerdo de 2015 e Irán cumpla nuevamente con todos los compromisos asumidos, que abandonó luego de la ruptura de Washington y la imposición de nuevas sanciones que asfixian su economía.
Biden dijo que quiere volver al acuerdo, pero exige que Irán vuelva primero a cumplir con el compromiso de abandonar el enriquecimiento de uranio a niveles superiores al 20%, algo que la República Islámica rechaza y demanda, en cambio, que Estados Unidos levante antes sus sanciones.
Esta diferencia y la reciente asunción de un nuevo Gobierno iraní conservador estancaron desde junio las negociaciones que se realizaban en Viena.
Lavrov también aprovechó su discurso ante la ONU para hablar de otro tema internacional que centró la atención de Moscú en las últimas semanas: el ascenso al poder en Afganistán del movimiento islamista Talibán tras la retirada militar de Estados Unidos y el fin de 20 años de ocupación.
“Apoyaremos firmemente la decisión anunciada por los talibanes de luchar contra Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico) y otros grupos terroristas” en Afganistán, aseguró Lavrov y defendió los contactos que su contacto mantiene con el nuevo Gobierno afgano, pese a las sanciones de la ONU que aún pesan sobre el movimiento islamista.
“Las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, en la forma en la que se han formulado en las resoluciones correspondientes, no prohíben ese tipo de contactos. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contemplan la necesidad de promover el proceso político, lo que es imposible hacer con los talibanes”, argumentó el canciller ruso.
Lavrov, en cambio, fue más crítico al caracterizar al nuevo Gobierno talibán, que los islamistas habían prometido que serían más inclusivos que el que tuvieron en la segunda mitad de los 90, cuando gobernaron el país por primera vez y hasta la invasión estadounidense de 2001.
“El primer paso que se dio, con la formación de una estructura transitoria gubernamental, evidentemente no refleja toda la diversidad de la sociedad afgana desde el punto de vista étnico, religioso y político“, reconoció el canciller ruso.
Rusia tiene una historia complicada con los islamistas afganos, muchos de los cuales combatieron a la ocupación soviética en la década de los 80. Por eso, en los 90, Moscú ilegalizó a los talibanes en su territorio y aún los califica oficialmente como terroristas.
Sin embargo, con al retirada de Estados Unidos y su ascenso al poder en Kabul activó públicamente los contactos y es una de las potencias que, junto con China, se muestran más abiertas a construir una relación bilateral.