En la madrugada del 19 de marzo, y mientras el país entero seguía con la atención puesta en el rescate de M., ocurrió un hecho que pasó casi inadvertido por la población en general pero que generó una enorme conmoción en Llavallol: una mujer discutió con su hijo y lo prendió fuego.
Rápidamente se le dio asistencia medica al herido, el cual fue trasladado en grave estado al Hospital Gandulfo donde murió dos días después.
Casi al mismo tiempo que se daba el fallecimiento de Carlos Aramayo, la anciana identificada como Elsa Serrano recibía la libertad porque las pericias demostraron que era inimputable porque no era consciente de los actos que cometía por problemas psiquiátricos.
La mujer volvió a la casa pero desde entonces es víctima de acusaciones, gritos y amenazas por parte de los vecinos que la acusan de “asesina” por el acto violento.
Lo que probablemente no saben en el barrio es que las pericias establecieron que la jubilada “era víctima de violencia, sufría de estrés postraumático, no pudo comprender lo que estaba haciendo” y roció con alcohol a su hijo para luego prenderlo fuego como una reacción a la violencia que padeció durante años. Aunque muchos estaban sí al tanto de que Carlos padecía de esquizofrenia paranoide y maltrataba especialmente a su mamá. También que tenía que tomar medicación y que, cuando no lo hacía, la situación se tornaba violenta.
“Los vecinos están organizando un escrache para convocar canales de televisión. La señora es una víctima. Era como una olla a presión y reaccionó por tantos años de maltrato y de estar al cuidado de una persona psiquiátrica que era violenta con ella. Eso claramente tuvo que afectarla”, indicó una fuente judicial.