La historia contará que hubo una chica de 16 años que los mayores no escucharon ni respetaron. Que muchos se llenaron la boca con palabras y frases célebres para pedir justicia por una menor que, después de varios años de ahogarse en el silencio y de haber intentado suicidarse, pudo gritar que necesitaba ayuda. Que en un esperado viaje con amigas a Playa Unión, en Chubut, terminó siendo violada por una manada de salvajes jóvenes que se ocultaban detrás del velo social de “hijos del poder”. Eran tan célebres los apellidos de los delincuentes sexuales que, entre ellos, había un nieto de un recordado gobernador de esa provincia patagónica.
La historia contará, además, que un fiscal tomó el caso de “oficio” cuando la chica había decidido gritar su padecimiento en su perfil de Facebook. Tal vez había juntado fuerzas porque un grupo de actrices se habían asociado y habían empezado a denunciar a abusadores.
Cuando se repase la fría crónica periodística figurará que tres de los sospechosos fueron absueltos por ser menores de edad y que los otros tres violadores llegaron a reconocer el aberrante delito. Esas notas contarán que, de un día para otro, se acordó de espaldas a la sociedad un juicio abreviado. Y que de esa audiencia saldría que ninguno de los tres iría a prisión, porque la pena pautada era de 3 años en suspenso por “abuso sexual simple” y no con la calificación del proceso: “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas”, delito que no permite la excarcelación y tiene una pena mucho más dura.
También perdurarán los títulos de esas crónicas con una frase que usó el fiscal Fernando Rivarola para llegar al acuerdo: fue un “desahogo sexual doloso”. Y habrá un subtítulo que destacará que hasta el Ministerio Público Fiscal de Chubut salió a apoyar a Rivarola argumentando cuestiones técnicas del derecho y, de paso, dando a entender que no sabemos nada y que esas espantosas palabras fueron sacadas de contexto. Aunque, por suerte, habrá otras notas que difundirán la reacción de mucha gente y los pedidos de juicio político.
En algunos días, la noticia de lo ocurrido en Chubut pasará a la historia de las crónicas judiciales. Ya no tendrá cobertura mediática. Pero lo ocurrido allá por el año 2012 en Playa Unión quedará en la mente de la víctima. Será una mujer a quien la justicia le dio la espalda. Ni siquiera la respetó por ser valiente y gritar su historia para pedir ayuda.