La lucha por el control de la política de medio oriente nos ha dejado contradicciones que permiten observar los lineamientos políticos e ideológicos de las potencias.
Por ejemplo, estos días conocimos que Inglaterra hará una política de refugiados para los afganos que desean escapar del país. Estamos viendo al país que generó el escándalo más grande de la política mundial después de las torres gemelas con el BREXIT, desligándose de la comunidad económica europea (UE), con la idea de no tener que refugiar inmigrantes. El mismo primer ministro que llevo a delante la separación británica es el que promueve el ingreso de inmigrantes afganos. Recordemos que por ser miembros de la UE cada país debe tener un cupo anual de inmigrantes de zonas de riesgo.
Con el ejemplo dado podemos ver lo que es el alma de la política, una arena de lucha de intereses particulares por el poder. Deja de importar toda historia e ideología cuando existe un objetivo concreto, en este caso recuperar el control en Afganistán.
El escándalo mundial por la conquista del poder de los talibanes ha dado como resultado una inmensa cantidad de interacciones en las redes, hasta el más distraído de la política sabe este hecho. Quiero advertirle al lector que no se deje engañar con la propaganda mediática, que Occidente está en contra de los talibanes para proteger los DDHH o los derechos de la mujer. Si realmente se interesaran por los DDHH estos escándalos se multiplicarían, con las distintas dictaduras egipcias, las vulneraciones de los DDHH en Qatar (donde incluso se jugará el mundial) y la prisión de tortura de Guantánamo, entre muchos otros ejemplos.
La cruda realidad política (sin lineamientos morales entre medio) es que el Hegemón estadounidense ha perdido una zona de control en Medio Oriente. El grupo religioso talibán financiado presuntamente por Rusia ha ganado por el momento. Se presupone que lo que no desea Rusia es el avance del islam por cuestiones geopolíticas.
El triunfo Oriental solo una de las múltiples luchas políticas que vendrán en el futuro próximo, es un paradigma mundial que no hemos vivido desde 1989 con la caída del muro de Berlín. Si continúan el ascenso de China y la postergación estadounidense, serán más crudas y habituales las disputas internacionales de esta índole.