Los creyentes de la Iglesia católica cuentan con un nuevo beato, pero esta vez se trata de uno especialmente inusual y en sintonía con el mundo digital: un influencer cuyo cuerpo se muestra en zapatillas, jeans y suéter.
La beatificación de Carlo Acutis, quien murió a los 15 años de leucemia el 12 de octubre de 2006, se realizó hace pocas horas en la ciudad de Asís, en la provincia de Perugia, ubicada en la zona conocida como el “corazón verde de Italia”.
El joven era conocido dentro de la comunidad religiosa por su labor de divulgación de la tradición católica utilizando las nuevas tecnologías para evangelizar, algo que Francisco comparte y promueve en tiempos de digitalización y pandemia de coronavirus.
Acutis nació en Londres en 1991, a donde sus padres se habían trasladado por motivos laborales, pero creció en la ciudad de Milán.
Se trata de una de las beatificaciones más rápidas que se han aprobado, ya que sólo han pasado 14 años de la muerte del chico.
El “patrón de la web”
Acutis es el primer beato “millenial”, nativo digital, y para la Iglesia, un ejemplo de que la tecnología puede ser muy positiva.
Así lo explicó el propio papa Francisco esta mañana mientras realizaba el rezo de la oración del Ángelus dominical desde la ventana de la ciudad del Vaticano, pidiendo un aplauso para el joven a los cientos de espectadores y fieles que acudieron con sus paraguas bajo la lluvia a la Plaza San Pedro al afirmar que el adolescente “supo utilizar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, comunicar valores y belleza”, una práctica de Acutis que era “un ejemplo de fe para los jóvenes”.
Muchos católicos consideran que será “el patrón de la web” por haberse dedicado a hablar de su fe y ayudar a los demás a través de la tecnología, evangelizando a través de las muchas veces llamada “iglesia digital”.
Condena la desinformación en la encíclica “Fratelli Tutti”
También el Papa se refirió a la era digital pero en esta oportunidad condenando la desinformación cuando viajó la semana pasada a la ciudad de Asís, después de 7 meses de clausura dentro de la Santa Sede a causa del Covid-19, para firmar la tercera encíclica “Fratelli Tutti” (Todos Hermanos) como un llamamiento a la fraternidad universal y la amistad social para evitar la fragmentación del mundo en esta época de pandemia.
El Papa sin duda no pudo haber elegido un lugar mejor para firmar la nueva encíclica, ante la tumba de San Francisco, cuyo nombre adoptó en 2013 y que inspira todo su pontificado.
Es un documento muy extenso que está dirigido a todas las religiones orientado a la fragmentación del mundo por el surgimiento de nacionalismos y populismos en estos tiempos actuales de fuerte malestar.
En la encíclica el Papa deja explícito que como no hay tiempo que perder, condena duramente el pernicioso papel de las plataformas digitales cuando alimentan la descalificación continua y difunden, a sabiendas, la desinformación. Los ciudadanos están desconcertados y hartos. Es necesario pararse y volver a mirar al prójimo como un compañero, no como un enemigo.