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viernes, abril 26, 2024
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El actor Gerardo Romano reveló que fue abusado cuando tenía 12 años

El actor relató el incidente y explicó por qué no informó del mismo. También declaró que el suceso lo impactó y que solo pudo enfrentarlo después de un proceso de reflexión y cambio de ideas

Al ser entrevistado en el programa Mañanísima de Ciudad Magazine, el actor compartió: “De chico fui abusado. No lo conté en su momento siendo un chico, pero hace unos años que hice un proceso de deconstrucción y puedo hablar sin problemas”.

A partir de su experiencia, Romano enfatizó en la importancia de “educar y enseñar a los niños”. “No tener una concepción oscura e inaccesible en la que el cuerpo es algo prohibido, un tabú, algo que no se puede tocar, es pecado o… Entonces, cuando llega el momento no deseado del abusador, uno sabe en dónde está parado. No sabe qué está bien, qué está mal, qué quiere y cómo reaccionar”, reflexionó.

En respuesta a los comentarios de Carmen Barbieri acerca de las leyes que protegen a la niñez, Romano contestó: “Cuando un hombre te manosea sin tu consentimiento en un colectivo, no hay ley. No hay un cartel que diga que ese hombre que te toca está equivocado. Pero, ¿a quién le cuentas la historia después?”.

Gerardo Romano relató cómo fue el abuso que sufrió cuando tenía 12 años

Consultado sobre el episodio que vivió, el actor Gerardo Romano contó que no hizo la denuncia porque solo pudo salir corriendo. “Después el tipo me volvió a buscar al colegio. Salí con un amiguito, miré y estaba en la vereda de enfrente. Me saludó con una inclinación de cabeza sutil. Empecé a caminar y me seguía”, recordó sobre el hecho que ocurrió cuando tendría entre 12 y 13 años.

Tras esa secuencia, el abusador desapareció, pero el alivio duró poco porque la historia se repitió a diario. “El tipo me volvió a buscar al colegio, me volvió a seguir y desapareció. Entonces yo caminaba a toda velocidad para escaparme. Hasta que un día, como en una película, empecé a transpirar, agitarme, asustarme, me di vuelta y lo vi venir con una sonrisa macabra”, recordó Romano.

Sin embargo, en la vereda de enfrente venían dos policías: “Los abracé y me puse a llorar. Les conté lo que me pasaba y señalé al tipo. En cuatro zancos, lo agarraron, lo dieron vuelta y le doblaron el brazo, pero no era él”.

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