La esposa, según se supo luego, estaba bajo el régimen de prisión domiciliaria con tobillera electrónica en el marco de una causa por narcotráfico y al estar en el salón festejando su boda, rompió con esa medida impuesta por la Justicia.
En tanto, Rocha, había sido excarcelado en diciembre pasado, pero también bajo investigación por el mismo delito, por lo cual el fiscal Reynares Solari había solicitado la detención de ambos.
El Tribunal revocó la prisión domiciliaria de la mujer al estar en clara infracción y sobre al hombre lo citó en dos oportunidades a dar explicaciones, pero nunca concurrió.
Por esa razón se los declaró en rebeldía y se dispuso la detención, aunque cuando se los fue a buscar no se encontraban en su domicilio y ahora están prófugos.
Los dos fueron protagonistas de la boda el pasado sábado, tras lo cual asesinaron a una familia que había sido parte de los invitados.
Concretamente, Maximiliano Giménez, su pareja Erica Vanesa Romero y su beba de un año, fueron asesinados a balazos en la ruta 34, cuando una camioneta interceptó el vehículo en el que se retiraban de la fiesta.
Giménez y la pequeña murieron pese a haber sido trasladados al hospital por asistentes de la boda que, enterados de lo sucedido, acudieron al lugar, mientras que Romero apareció calcinada en el vehículo en el que se trasladaba a pocos kilómetros del salón de fiestas donde había asistido al casamiento.
Luego, el fiscal de la causa sostuvo que uno de los invitados al evento reconoció ante la Justicia que prendió fuego el vehículo con el cuerpo adentro, asustado por poder ser involucrado en el crimen y estando bajo los efectos del alcohol.
El fiscal informó que cuando eso sucedió la mujer estaba muerta, por eso descartó un encubrimiento del asesinato que ocurrió en medio de una disputa narco entre bandas que pelean por la venta de drogas en la zona.